Escucha a tu hija

La niña tenía seis años. Le dijo a sus padres: –El doctor me hace cosas que no son normales. Los padres la escucharon, no demasiado. Interpretaron que la niña se imaginaba las cosas.

Por si acaso, que no se dijera, fueron a preguntarle al doctor. El tipo era alguien importante, alguien con peso en la industria del deporte en aquel país. Estamos hablando de gimnasia. Todo esto ocurrió en Estados Unidos, hará unos diez o doce años.

Aquel tipo poderoso les dijo a los padres todo aquello que ellos querían escuchar:

–La niña se lo inventa. Si alguien le hiciera algo así a vuestra hija, debería ir a la cárcel –les contestó.

La niña insistió a los padres. Esta vez fue más explícita. Les dijo que el doctor metía los dedos en su vagina. Que se frotaba el pene en sus pies descalzos. Que en alguna ocasión se había desnudado ante ella.

Esta vez los padres se enfurecieron.

Se enfurecieron con ella. La llamaron mentirosa. Le preguntaron:

–¿Por qué haces esto? Desarmada, la niña se encerró en sí misma. Decidió vivir el tormento en silencio. Al fin y al cabo no podía probar nada. Era su palabra frente a la de aquel tipo poderoso.

El doctor hacía su trabajo, dejémosle trabajar.

Años más tarde se supo que aquel doctor, Larry Nassar, había abusado de 160 niñas. Que muchas de ellas habían elevado sus voces ante los padres, y también ante los responsables de la Federación Estadounidense de Gimnasia. Y que luego, ninguneadas, callaban.

Una de ellas era Kyle Stephens, la protagonista de este artículo.

La niña que mentía.

Cuando detuvieron a Nassar, como consecuencia de una catarata de denuncias, Kyle Stephens ya no era una niña mentirosa, sino una mujer malherida.

Devorado por la pena, la vergüenza y el remordimiento, su padre se suicidó.

Aquel tipo poderoso dijo a los padres lo que ellos querían escuchar: “La niña se lo inventa”

PD: Desde que fui padre ya nada es lo mismo. Me descompongo cuando leo libros como El quinto hijo, de Doris Lessing. O Beloved, de Toni Morrison. Episodios en los que le pasan cosas terribles a un niño, cosas que revientan una familia.

Le pregunté a un amigo, uno que acaba de ser padre:

–¿Tú también te rompes cuando un niño sufre? Asintió.

Alguien me dijo:

–El padre de Kyle Stephens era una mala persona.

Hasta ahí no llego. Sí puedo afirmar que el tipo estaba sordo y abrumado por el rey sol.