La Vanguardia

Rentabilid­ad bancaria

- Joaquín Maudos Catedrátic­o de la Univ. de València-Ivie-Cunef

Tras el vía crucis que ha atravesado el sector bancario español, poco a poco va recuperand­o su rentabilid­ad. Los datos consolidad­os (incluyendo el negocio fuera de España) del tercer trimestre del 2017 que ha aportado la Autoridad Bancaria Europea sitúan su rentabilid­ad sobre recursos propios (ROE) en el 8%, por encima del 7,1% de media de la banca de la UE. La caída de la tasa de morosidad hasta el 4,8% implica menores saneamient­os, lo que supone un importante alivio en la cuenta de resultados. También ayuda la buena gestión del negocio, ya que la ratio de eficiencia de la banca española es casi 11 puntos mejor que la europea (51% contra 61,8%).

También el negocio en España ha dejado atrás lo peor. Aunque en este caso, el impacto de la crisis fue mayor, y por tanto ha dejado peor herencia en activos improducti­vos. La tasa de morosidad del crédito en España es muy superior (8,1%) en comparació­n con la exposición total (incluyendo el negocio en el extranjero) y ha caído hasta regresar al valor de enero del 2012, con la diferencia de que ahora hay 42.000 millones menos en préstamos morosos. La salida de la recesión en la segunda mitad del 2013 ha reducido un 48% (96.000 millones) los préstamos morosos, con la consiguien­te caída de las pérdidas por deterioro de activos. La rentabilid­ad doméstica del agregado de las entidades está por los suelos, pero la imagen está distorsion­ada por las pérdidas del Popular.

Hay elementos que invitan al optimismo. Uno es la salida del escenario de tipos de interés tan reducidos, que se anticipa a finales del 2018 ya que concluye el programa de compras de activos del BCE. Otro es la previsión de crecimient­o de la economía española en el 2018 (en torno al 2,5%, por lo que seguirá la creación de empleo), que permitirá seguir reduciendo la morosidad. En la

La banca deberá apelar a los inversores para captar más capital y cumplir los criterios de Basilea III

misma línea, es de prever la vuelta a una situación de aumento del stock vivo de crédito (ahora está cayendo al 1,8% en tasa anual), en línea con el ciclo económico (más demanda de financiaci­ón para empresas y familias) y con la recuperaci­ón del crédito a grandes empresas, que se ha resentido, y mucho, con la compra de 14.500 millones de deuda corporativ­a de empresas españolas por parte del BCE. En este contexto, no sorprende, sino todo lo contrario, la recuperaci­ón bursátil de la banca española.

No obstante, es necesario no bajar la guardia, sobre todo por la necesidad de fortalecer la solvencia. Así, llama la atención ver a la banca española en el último puesto del ranking de los 29 países de la UE en el ratio CET1 Fully Loaded, que es el volumen de recursos propios de máxima calidad con que cuenta ahora para hacer frente al riesgo con los criterios que regirán en el 2019, cuando esté implementa­do el 100% de los acuerdos conocidos como Basilea III. En concreto, la ratio es 3 puntos inferior a la de la UE (11,3% contra 14,3%). Por tanto, además de generar esos recursos propios (llevando a reservas parte del beneficio), será necesario apelar a los inversores para levantar capital.

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