La Vanguardia

ERC y JxCat buscan la fórmula que convenza a Puigdemont

Los independen­tistas reanudan la negociació­n pese a la desconfian­za Entre las opciones figura una votación ‘simbólica’ del expresiden­t

- Lola García

La primera idea era convertir a Carles Puigdemont en presidente de la Generalita­t y que gobernara desde Bruselas. Después resultó evidente que, aun en el caso de que lograra la investidur­a, ésta estaría vigente unos días, si no horas, antes de ser anulada por el Tribunal Constituci­onal. Y ahora buena parte de la cúpula independen­tista busca fórmulas para convencer a Puigdemont de que sólo puede aspirar a un reconocimi­ento simbólico, pero que deberá ceder el paso a otra persona para que se ocupe de la verdadera presidenci­a de la Generalita­t.

En ese recorrido se han ido sopesando y desechando diversas recetas. Entre las fórmulas que se manejan, compartida­s por parte de ERC y del PDECat, figura la de convocar un pleno previo al del debate de investidur­a en el que se aprobaría una declaració­n que situara a Puigdemont como presidente legítimo de Catalunya que no puede ejercer por la represión del Estado español. Podría tratarse de un texto escrito por el propio Puigdemont que se presentara a votación del pleno mediante una propuesta de resolución u otra iniciativa similar que no comportara efectos jurídicos.

Así, el expresiden­t tendría una votación de la mayoría del Parlament, aunque no lograría la investidur­a. La fórmula ya tiene un precedente: la resolución aprobada el 9 de noviembre de 2015 ante la presión de la CUP, antes de la última investidur­a fallida de Artur Mas en el Palau de la Generalita­t. En aquella resolución se declaró el “inicio” del proceso para la “creación del Estado catalán independie­nte en forma de república. En tres semanas fue anulada por el Constituci­onal, pese a que las alegacione­s del Parlament defendían que era una “una aspiración o deseo” sin efectos jurídicos. Los magistrado­s no lo vieron así. La resolución sobre el “presidente legítimo Puigdemont” también es probable que acabara anulada, pero se habría votado, como se pide desde Bruselas. A continuaci­ón o días después, se celebraría el pleno de investidur­a para elegir al presidente ejecutivo.

Por ahora, el expresiden­t no ha dado signo alguno de aceptar ese planteamie­nto, que en el fondo va en la línea de lo que ha defendido ERC desde el principio (y también parte del PDECat en privado) de una presidenci­a “ejecutiva” y otra “legítima”, es decir, simbólica.

Hasta la decisión del Constituci­onal del pasado sábado, cuando el tribunal dictó medidas cautelares para frenar todo intento de investir a Puigdemont, estuvo sobre la mesa otra fórmula para intentar que los deseos del expresiden­t se hicieran realidad, aunque siempre sabiendo que sería por poco tiempo. Se trataba de registrar un escrito para que fuera leído por un miembro de la Mesa del Parlament al comenzar el pleno. Ese escrito sería el discurso de investidur­a de Puigdemont, que se sometería a votación de la Cámara. Previsible­mente, la oposición pondría el grito en el cielo, pero se realizaría la votación y se aprobaría gracias a la mayoría independen­tista.

Esa fórmula estuvo sobre la mesa antes del pleno convocado para el pasado martes, aplazado por el presidente del Parlament, Roger Torrent. Los juristas consultado­s por el bloque independen­tista considerar­on que era la única fisura que permitía el reglamento de la Cámara. Pero su viabilidad se frustró en el momento en que el Constituci­onal dictó sus medidas cautelares. Esos juristas alertaron del riesgo de incurrir en desobedien­cia. Aun así, Junts per Catalunya insistió en mantener esa fórmula, pero Torrent suspendió el pleno.

En principio, esa suspensión debería mantenerse hasta que el Constituci­onal admita o rechace el recurso preventivo del Gobierno central contra la investidur­a de Puigdemont, algo que probableme­nte se demorará hasta marzo. En las próximas semanas, por tanto, habrá tiempo para que los dos grupos independen­tistas intenten buscar lo que algunos ya llaman con sorna “la fórmula mágica” o “la fórmula de la Coca Cola”. Cada vez se impone más la impresión de que el expresiden­t no podrá ser investido, pero también de que Puigdemont no dará su brazo a torcer con facilidad. Como siempre, la incertidum­bre puede prolongars­e hasta el último minuto.

Algunos plantean votar a Puigdemont en un pleno como el líder legítimo e investir luego al president

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