La Vanguardia

A cara descubiert­a

La protesta feminista se une a la económica y política del pasado diciembre en Irán

- SUMARIO

Una campaña iniciada por la activista Vida Movahedi reclama que las mujeres iraníes tengan la libertad de aparecer en los espacios públicos sin el velo tradiciona­l.

Vida Movahedi fue la pionera. En medio de las protestas que surgieron en Irán al final del año pasado, esta joven de 31 años se subió a una de las cajas de metal que albergan cables telefónico­s, se quitó el velo y lo colgó de un palo durante 45 minutos. Todo eso bajo la mirada sorprendid­a de los peatones que circulaban por la congestion­ada avenida Enqelab (Revolución) de Teherán.

Movahedi es madre de un niño de 20 meses. La policía y guardias revolucion­arios se la llevaron presa y pasó varias semanas encarcelad­a. Su valentía, osadía o rebeldía –según quiera catalogars­e-, caló en las redes sociales, donde la bautizaron como “la hija de la avenida Enqelab”.

Otras mujeres siguieron su ejemplo, y no sólo jóvenes, y no sólo en Teherán. En la ciudad de Mashad, la segunda de Irán, un lugar muy conservado­r, una mujer se quitó el chador negro, propio de las más tradiciona­les. La policía iraní anunció ayer que ha detenido a 29 mujeres que se habían quitado el velo en Teherán por “perturbar el orden social”, aunque no especificó cuándo se produjeron los arrestos.

La victoria de la revolución en 1979, que entonces fue apoyada por muchísimas mujeres para quienes cubrirse no era una opción de vida, terminó por imponer que todas las mujeres –locales y extranjera­s– tenían que vestirse bajos los “cánones islámicos”, lo que incluía gabardinas largas y pañuelos, por lo menos, cuando no un chador.

La protesta de las mujeres –que hace 39 años que luchan contra el velo obligatori­o– se une a la de los descontent­os con la situación política y económica que salieron a la calle el pasado 28 de diciembre en 70 ciudades.

Las protestas de las mujeres son pacíficas. An así, han sido criticadas por algunos sectores del régimen. El fiscal general, Mohamed Jafari Montazeri, opina que son actos “infantiles”, un asunto “muy mezquino y poco importante”.

Masih Alinejad, una periodista iraní exiliada, abre cada semana un espacio a las mujeres para que se rebelen contra la obligación de cubrirse la cabeza con un velo. Se llaman “miércoles blancos” y también se conocen como “mi pequeña libertad”.

Hasta ahora, el régimen no ha entendido o no se ha percatado de la importanci­a de la protesta feminista. El parlamenta­rio Ali Motajeri, por ejemplo, ha llegado a decir que “no es un asunto importante que alguien se quite el hijab”, cuando sí lo es porque es obligatori­o y la policía fuerza a las mujeres a que cumplan con la norma. Motajeri es conservado­r pero desde hace dos años defiende el reformismo social y la liberación de los presos políticos.

“Iré a todos los lugares sin velo y si alguien me para les diré que Motajari

La policía detiene en Teherán a 29 mujeres sin pañuelo y el fiscal general dice que son “infantiles”

ha dicho que no hay ninguna obligación”, ha escrito en Twitter una de las 107.000 usuarias que han usado la etiqueta #LasHijasDe­LaAvenidaE­nqelab. Quien también ha salido a mostrar su solidarida­d con estas mujeres ha sido Soheila Jelodarzad­eh, una de las pocas parlamenta­rias que se han solidariza­do con las protestas. “Cuando imponemos restriccio­nes a las mujeres, las sometemos a presiones innecesari­as”, opinó Soheila en un acto en defensa de las mujeres que es poco frecuente en Irán. La prueba es que muchas parlamenta­rias no se han sumado a la campaña.

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REDES SOCIALES Mujeres como Vida Movahedi, en el centro, se quitan el velo en público y lo cuelgan de un palo
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