Una práctica ilegal si se suplanta la identidad
Según Albert Agustinoy, socio responsable de Propiedad intelectual e industrial, medios y protección de datos del bufete Cuatrecasas, comprar seguidores en alguna red social es ilegal o no “dependiendo del uso que se vaya a dar a esos usuarios con posterioridad”. Lo que sucede en estos casos –dice Agustinoy– es que “es más importante el marco legal de la propia red social que el marco legal aplicable”.
Estas empresas usan dos procedimientos para crear perfiles falsos. La más peligrosa es la de clonar perfiles de usuario que llevan mucho tiempo inactivos –y cuyo propietarios difícilmente se dará cuenta– copiando su nombre, replicando su foto y los detalles del perfil, pero modificando ligeramente el nombre
Crear un perfil falso puede ser ilegal si se hace creer que la persona suplantada está detrás del perfil
de usuario. Según Agustinoy, esto puede suponer una suplantación de identidad dependiendo de qué se haga con estos perfiles, “sobre todo si se usa para hacer creer que esa persona a la que se suplanta está realmente detrás del perfil”; en algunos casos también puede significar “una infracción del derecho a la propia imagen y una apropiación de datos personales”.
En este sentido, Twitter es muy clara cuando dice que “no se permite suplantar la identidad de otras personas a través de los servicios de Twitter de manera que intente o logre confundir, engañar o comunicar una idea equivocada a otras personas”.
La otra es crear perfiles falsos desde cero, que no corresponden a una persona de carne y hueso, muchas veces mediante procedimientos automatizados. El resultado son cuentas sin foto de perfil o fotos aleatorias, cuyos nombres de usuario son una mezcla extraña de número y letras, y que normalmente o no han publicado nada o muy poco, lo que constituye una buena pista para detectarlos a simple vista.