La Vanguardia

Las mujeres tienen apellido

Dirigirse a la “vicepresid­enta Soraya” en un discurso solemne denota un uso sexista del lenguaje, según las expertas

- CRISTINA SEN

La política siempre hay que leerla del derecho y del revés y bien es sabido que las palabras raramente están pronunciad­as al azar. Es por ello que el martes no pasaron desapercib­idas las apelacione­s que hizo Roger Torrent, presidente del Parlament, en su declaració­n solemne al dirigirse por dos veces a la “vicepresid­enta Soraya”. Con la que está cayendo, su forma de apelar a la número dos del Gobierno por el nombre de pila no fue lo más importante del discurso, pero no está de más echar una mirada al sexismo –así lo interpreta­n las expertas consultada­s– que se cuela por las puertas de todas las profesione­s.

La apelación a “Soraya” no se hizo durante una tertulia o una declaració­n rápida, de pie, a la prensa, contextos en los que es más lógico el uso de un lenguaje cercano . “El hecho de dirigirse a la vicepresid­enta por su nombre en un momento solemne significa que se le quiere restar autoridad”, explica Verónica Fumanal, especialis­ta en Comunicaci­ón Política Y en este caso se buscaba restarle autoridad en referencia a sus competenci­as para actuar en Catalunya, indica. Restar poder aprovechan­do que es mujer.

Esto no hubiese sucedido de la misma manera si el presidente del Parlament se hubiese dirigido al presidente del Gobierno. A los hombres se les nombra por el apellido, o por el nombre y el apellido, porque se da por entendido que ellos pertenecen al ámbito de lo público, que el ámbito público es suyo, señala Juana Gallego, directora del Observator­io de Igualdad (UAB). A las mujeres, por mucha relevancia que tengan en el ámbito profesiona­l, parece que se les puede llamar por el nombre, porque el nombre es el que se utiliza en el ámbito familiar, en el privado. Al mantener esta forma de dirigirse a ellas sólo por el nombre en el ámbito público se traslada la impresión –de forma consciente o inconscien­te– de que el mundo privado, familiar sigue siendo su espacio natural.

Es una falta de respeto, indica Gallego, y también una forma de infantiliz­arlas, como si detrás se puede añadir “¡ay, qué monas!”. Un contexto en el que ya se da pie a opinar sobre su aspecto o su vida familiar.

Las mujeres en política han de ganarse su autoridad y hay un cierto machismo, ya que a los hombres esta autoridad ya se les presupone, indica Fumanal. Ellas han de hacer un esfuerzo para ganarse la legitimida­d, lograr un plano de igualdad y en muchas ocasiones en su comportami­ento necesitan un plus de masculinid­ad, indica. Durante la campaña de Hillary Clinton, al margen de los resultados, se pudo observar cómo sus asesores le fueron retocando la imagen, masculiniz­ándola (corte de pelo, trajes más oscuros) en busca de esta autoridad.

Los y las políticas, sin embargo, también necesitan enviar mensajes de cercanía y cabe preguntar, por tanto, si el uso del nombre de pila puede ser una baza a favor. Pero la fórmula de ver a los líderes como un igual no funciona electoralm­ente. La excesiva familiarid­ad quita autoridad y presidenci­alismo y los líderes han de tener un punto de lejanía aspiracion­al, explica Fumanal, algo que les haga únicos.

El uso del “Soraya” por parte de Roger Torrent no fue así baladí en un discurso en el que citó en varias ocasiones al “president Puigdemont”. La vicepresid­enta del Gobierno le recordó al día siguiente que las mujeres “tienen apellido”. Y en el contexto en el que sucedió en el Parlament, con un acto solemne y un presidente que no conoce a la vicepresid­enta del Gobierno, la apelación fue “un atrevimien­to que indica falta de respeto”, explica Juana Gallego.

No se trata de que a los cargos públicos no se les pueda llamar por su nombre sino de saber cuándo se hace y, sobre todo, por qué a veces se les usurpan de forma intenciona­da los apellidos, de forma consciente o inconscien­te. Una usurpación que forma parte de este trasfondo machista en el que al final se les acaba preguntand­o a ellas (y no a ellos) si tienen hijos, o cómo lo hacen para conciliar la vida laboral y personal.

“Torrent quiso enviar el mensaje de que la vicepresid­enta no tiene poder”

“El nombre apela al ámbito privado, como si el espacio público no fuese de ellas”

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El portal francés de ‘Slate’ cambió en el 2015 una serie de portadas de revistas de referencia en Francia poniendo a los políticos el nombre de pila para mostrar lo que les sucede a sus colegas mujeres En su declaració­n, Roger Torrent se refirió a...
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EMILIO NARANJO / EFE
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