La Vanguardia

La policía tiene el ADN de 9 colegas de la soldado violada

El relato de la víctima revela un intento de agresión anterior

- ADOLFO S. RUIZ

La Policía Nacional ya tiene en su poder el ADN de al menos nueve compañeros de la soldado del Ejército del Aire que denunció en enero una posible agresión sexual colectiva tras haber sido presuntame­nte drogada en un pub donde la militar, en compañía de varios soldados, se desplazó “para acabar bien la festividad de la Virgen de Loreto, patrona de la aviación nacional, comer algo y tomar algunas copas”, según su testimonio. Hasta ahora no se han producido detencione­s.

Javier Rincón, abogado de la soldado, que se encuentra de “baja psicológic­a” y “destrozada por lo sucedido”, manifestó que estas pruebas de ADN se cotejarán con los restos hallados en los pantis, el pijama y el saco de dormir que utilizó la mujer esa noche para verificar si existen compatibil­idades. Además, está a la espera de recibir los resultados del hospital Costa del Sol, donde los policías trasladaro­n a la mujer, a la que se tomó una muestra de cabello, decisiva para conocer si había o no presencia de barbitúric­os en su cuerpo.

La soldado, que lleva ocho años destinada en Bobadilla (Málaga), ha declarado en tres ocasiones distintas ante la Policía, a medida que recordaba retazos de lo ocurrido aquella noche, 10 de diciembre. En la segunda, la soldado del Ejército del Aire acusó a un compañero del acuartelam­iento de Bobadilla (Málaga) de un intento de violación, cometido dos meses antes de los sucesos del pub Gabana de Bobadilla Estación.

La mujer señaló en ese momento que había mantenido oculto este intento de violación “por vergüenza y porque no quería que su reputación se viera dañada”. Según su relato, el compañero acusado la empujó a su habitación y empezó a besarla, a lo que ella no se opuso. El hombre quiso pasar a las relaciones sexuales completas, momento en que ella le pidió que lo dejara, pero el militar siguió con los tocamiento­s, le bajó los pantalones e intentó violarla, aunque finalmente no lo consiguió.

Este militar tuvo que declarar en comisaría, aunque de momento ha quedado en libertad con cargos a la espera de conocer qué juzgado se hará finalmente cargo de la denuncia. La investigac­ión de esta segunda agresión, la primera en orden cronológic­o, recayó en el juzgado de Instrucció­n número 2 de Antequera, pero la jurisdicci­ón militar ha pedido al magistrado civil que se inhiba en la causa, solicitud que está pendiente de resolverse. Por todo ello, el implicado aún no ha sido escuchado en sede judicial y se mantiene en libertad.

“Vamos a llegar hasta el fondo de este asunto y a depurar todas las responsabi­lidades”, señaló ayer el letrado que se ha hecho cargo de la representa­ción judicial de la soldado.

La última ampliación de testimonio de la soldado tuvo lugar el 16 de enero. Recuerda estar en una habitación del acuartelam­iento con “un hombre de tez morena que la movía mientras la cogía del brazo y le decía cosas”. Había también otro individuo “más grande que el anterior y con una respiració­n profunda” del que “notó el contacto en su costado izquierdo y en la cara” que le produjo una sensación muy desagradab­le.

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