El secreto Pozanco
La preparación física de Ros ayuda a que el Barcelona desfonde a sus rivales en las segundas partes
En los últimos seis partidos del Barcelona, el conjunto blaugrana llegó al descanso por delante en el marcador sólo en uno. De esos seis partidos, el Barça ganó cinco.
En la Liga, el equipo de Valverde ha empezado perdiendo en seis jornadas pero al final no ha perdido en ninguna. Contra el Getafe, la Real Sociedad y el Alavés remontó el marcador en la segunda mitad para acabar llevándose los tres puntos. El Barça no es un equipo simétrico, ya que sólo ha marcado 28 goles en las primeras mitades. En cambio, tras la pausa del entreacto, ha celebrado 58 dianas, lo que representa el 67,5%. De esos, 19 tantos han llegado en la recta final, en los últimos 15 minutos. No es algo buscado, pero el equipo no suele salir en tromba aunque acaba como un trueno.
Esos tres datos tienen la misma respuesta. Es el secreto Pozanco. El preparador físico de confianza de Valverde ha conseguido que el Barcelona termine encerrando a su rival día sí, día también. “Lo que cansa es correr detrás de la pelota”, apuntan desde el vestuario. Y por el estilo de juego, el Barcelona cansa y desfonda a los rivales para sentenciar en las segundas partes. Es lo que pasó en el Villamarín, con cinco goles tras el descanso en 45 minutos brillantes. También contribuye la ambición de Valverde con sus cambios. El jueves metió más madera con la entrada de Coutinho y, cuando el equipo ya ganaba, añadió a Paulinho y Alcácer.
La Copa es la única competición en la que el equipo blaugran ha marcado más goles en la primera parte que en la segunda. El motivo es casi obligado. En la eliminatoria contra el Murcia, equipo de Segunda B, era aconsejable abrir el marcador cuanto antes. Las vueltas contra el Celta (5-0, cuatro en la primera parte) y el Espanyol (2-0, los dos en media hora) había que resolverlas rápidas. Contra el Valencia, en cambio, era mejor madurar la fruta.
Igual que Jon Aspiazu, que le ha acompañado en toda su trayectoria en los banquillos, el preparador físico José Antonio Pozanco también lleva una década trabajando con Valverde. Sabe exactamente cómo le gusta tener al equipo al técnico en cada momento de la temporada. A Ros, como le llaman todos –en catalán, por el color de su cabello–, le definen en el club como un hombre serio, metódico y meticuloso. Antes de acompañar a Valverde al Olympiacos en el 2008 ya estaba trabajando en el club blaugrana como recuperador. Por ello, en la ciudad deportiva destacan que su presencia ha ayudado a integrar aún mejor a Valverde en el Barça desde el principio de temporada.
Porque Ros, madrileño pero con familia en Santa Eulàlia de Ronçana, se formó en la Masia, donde fue compañero de generación y en el filial de Guardiola, Òscar Garcia, Carles Busquets, Pinilla, Geli, Carreras, Roura y Sánchez Jara. Todos ellos llegaron al primer equipo. Ros, que “tenía una zurda que era la octava maravilla, prodigiosa”, en palabras de Guardiola, estuvo a punto pero no. Una enfermedad coronaria en el corazón le frenó en seco cuando, con 21 años, ya había llamado la atención de Johan Cruyff.
Entonces la operación no era fiable al 100% pero el club no le dejó tirado. Le instó a que se formase. Él se decantó por estudiar INEF y se convirtió en uno de los mejores discípulos de Paco Seirul·lo. Ahora su método es intentar huir de las puntas de rendimiento durante una temporada (con demasiados altibajos) y optar por una planificación en busca de una productividad alta, contenida y continuada durante los diez meses. Son las llamadas ondas, menos bruscas y que ayudan a superar mejor meses tan complicados y densos como enero. “El esfuerzo se empieza a notar”, confirmó Valverde después del 1-0 al Valencia. El derbi de mañana será el décimo partido en 31 días desde que el equipo regresó de vacaciones. Un reto para Ros.
Mientras el rival se cansa de correr tras el balón, los blaugrana exhiben poderío hasta el minuto 90
Formado en la Masia y discípulo de Seirul·lo, Ros también ayudó a Valverde a caer de pie en el club