“Catalanes todos”
El jueves por la noche me sorprendí resistiéndome a aceptar que el partido de ida de las semifinales de Copa, entre el Barça y el Valencia, era una lata. Sólo al cabo de un rato, después de mantener un debate interno, y por respeto al hecho objetivo de que Messi estaba en el campo, lo pude decir en voz alta. ¡Qué partido más aburrido, madre mía! Con Messi, Suárez, Coutinho e Iniesta en el campo... ¡Qué murga! Sí, claro, el Valencia hizo un gran partido. Se encerró muy bien detrás, como el Alavés de Abelardo el otro día. Pero entonces me planteé una serie de preguntas: ¿Cómo de brillante y clarividente tiene que estar Messi, qué vértigo, qué nivel de desequilibrio tiene que haber entre los equipos, para ver un buen espectáculo? ¿Y si son tan competitivos el uno como el otro, qué tipo de rivalidad, qué nivel de tensión, real o simbólica, tiene que haber para mantenernos clavados en la butaca? Es evidente que estos años de buen fútbol nos han acostumbrado mal.
Dicen que, en el estadio, apenas se superaban los 50.000 espectadores. Todas las excusas parecen buenas: el frío, la hora, las eliminatorias a doble partido, etcétera... Un rato antes, en cambio, Toni Cruanyes celebraba con orgullo el liderazgo rotundo en los índice de audiencia de TV3 y sus Telenotícies. No me extraña, pensé. ¿Con una actualidad tan frenética y tan dura para la mayoría social y política de este país, quién puede encontrar emoción en un partido de fútbol? ¿Quién tiene ganas de jugar, cuando ya sabes que te están haciendo trampas en la vida? ¿Quién tiene el ánimo necesario, si cada noticia que nos llega indica que la democracia donde hemos vivido era un simulacro y que el autoritarismo, desvergonzado, gana terreno minuto a minuto? ¿Incluso para quienes no consideran que nos están desmontando el país, cómo aceptan que los de la Gurtel les estén robando el Estado de derecho? Hace siete
Con una actualidad tan dura para el país, ¿quién puede encontrar emoción en un partido de fútbol?
años que nos regimos por un estatuto de autonomía que no votamos y ahora nos quieren imponer a un president que no es el que hemos escogido. ¿Está todo mundo de acuerdo con eso? ¿Qué tiene que decir, el Barça? ¿Se ha dado cuenta Bartomeu de cómo se parece el escrache que sufrió en una estación de servicio con lo que tuvo que aguantar hace unos días el presidente Puigdemont? ¿Y de que la falta de clemencia del juez en la duración de la prisión preventiva para Rosell y sus colaboradores es la misma que están sufriendo nuestros líderes políticos? En ningún caso ha habido miramientos o tratos de favor en función de si el reo era más o menos adepto a la causa soberanista. No tiene pinta de que en los próximos años el déficit fiscal disminuya ni un solo euro, ni de que el corredor mediterráneo se convierta en una prioridad para nadie, tanto si tiene que cruzar Catalunya como si, angelitos míos, cruza Tabàrnia. “Catalanes todos”, ¿recordáis?