EL ARTE DEL REGATEO
“Bueno, adelante, pero porque nos has caído bien”. El siguiente ya no pudo extraer el número de gestión. La sensación de victoria es abrumadora. Ahora el recién llegado puede alquilar un piso, abrirse una cuenta bancaria o contratar una línea telefónica. El asunto de encontrar un lugar donde vivir también tiene sus intríngulis. Roma es una ciudad bellísima, pero con probados problemas de movilidad desde hace años. El turismo contribuye como en todas las grandes ciudades europeas a dificultar el alquiler. Los autobuses son antiguos e impuntuales, por lo que es imprescindible hacerse con cobijo cercano a una de las dos líneas de metro. Una vez localizado –algunos tardan meses– llega la segunda sorpresa: para alquilar un apartamento no sólo es necesario que la agencia, el propietario y el interesado estén de acuerdo en el trámite. También se debe presentar una propuesta escrita a evaluar en un plazo de tiempo negociado. En realidad este requerimiento únicamente significa el comienzo de un proceso de regateo que se da por hecho entre las dos partes. En Italia una de las aficiones nacionales es el arte de mercanteggiare .Se negocia hasta lo insospechado. Desde el precio del alquiler (en confianza, las agencias no recomiendan nunca ofrecer lo que pide el propietario) hasta las condiciones de los contratos entre las diversas compañías de servicios domésticos.