La voz de hierro
El combustible siderúrgico que corre por sus venas –su padre y su abuelo fueron ferroviarios– le empujó a aferrarse a los micrófonos radiofónicos en su larga vida profesional. “Siempre he sido intransigente con la verdad porque sin la verdad la radio no tendría futuro”, sentencia Luis del Olmo, y añade: “Volvería a repetir mi vida, incluso con los errores”. La naturaleza le premió con una voz grave, metálica, profunda y convincente, con la que atrapó a millones de oyentes en cada una de las emisoras donde ha trabajado. Alto y recio, feliz y descansado, ahora pasea por España el montaje Poetas, en el que exhibe sus dotes de rapsoda junto a un pianista y un tenor.
Nació en Ponferrada a finales de enero de 1937 por lo que acaba de cumplir 81 años esta semana. Es el segundo de cuatro hermanos. “Cuando tenía seis o siete años, antes de ir a la escuela, llevaba el desayuno a mi padre, que era jefe de estación en Ponferrada; nosotros vivíamos cerca”, recuerda. El paraíso de aquella infancia estaba en las huertas que había detrás de su casa y en la pandilla de amigos, cuyos nombres recita de corrido: “Richard, Antonio, Severiano…”. Entre los ídolos de entonces, el tío Darío, hermano de su madre, piloto de aviación en el ejército.
Que por santo Tomás representaran obras en el teatro Bergidum de la ciudad no fue tan determinante como que en pleno bachillerato ya hiciera sus primeros pasos en Radio Juventud, emisora local. Por el contexto laboral de la zona, los jóvenes intentaban graduarse en Facultativos de Minas. Luis del Olmo interrumpió estos estudios cuando le ofrecieron incorporarse a Radio Asturias. Vencidas las reticencias familiares se instaló un año en Oviedo, hasta que José Luis Pérez le fichó para La Voz de León. “Allí compartí micrófono con Paco Umbral, me enamoré de una locutora y al final se la llevó él”.
Ya en Madrid, participó en unas oposiciones para entrar en radio y televisión. “Se presentaron 700 aspirantes para diez plazas y conseguí ser el tercero”. Así empezó su etapa en Radio Nacional de España (RNE) y así dejó de enamorarse de las locutoras con las que trabajaba porque conoció a quien hoy es su mujer, Mercedes González. Tenían ya piso en propiedad en la capital cuando Jorge Arandes, director de RNE en Barcelona, le propuso trasladarse a la ciudad. “Él veraneaba en Roma y escuchó un programa del que después salió Protagonistas, incluso se trajo la sintonía”. Este ha sido el formato estrella del locutor. Llegó a los 10 millones de oyentes y lo emitió desde Pekín, Moscú y Buenos Aires. El apartado El debate de la nación, con humoristas como Gila, Mingote, Forges, Chumy Chúmez, Tip y Coll, Tito B. Diagonal, fue de los más celebrados. Después de trabajar en la cadena pública, pasó prácticamente por todas las emisoras, entre las que destacan la Cope, Onda Cero y Punto Radio. En 1997 instauró los premios Protagonistas, una cita que reunía a políticos y famosos.
Luis del Olmo fue amenazado por ETA y anduvo con escolta durante quince años. Tuvo un litigio con su administrador por usurpación de capital que ganó en los tribunales. Ya retirado de la profesión, disfruta de los agasajos y los laureles. Lee todos los diarios cada día y escucha mucha radio. “He procurado que con mi voz Catalunya fuera entendida y admirada”. Sólo el afán de cuidar a su amplia familia –tres hijos y nueve nietos– puede compararse a la pasión por la radio. “Recuerdo a mis maestros Joaquín Soler Serrano y Matías Prats y, fíjate, dentro de una semana, la hija de Marconi, el inventor de la radiotransmisión, que es una señora de 95 años, me invita a comer en su palacio de Roma”.
Retirado de la radio, pasea por España el montaje ‘Poetas’, recitando junto a un pianista y un tenor