La Vanguardia

La tenista número uno que quería ser chica de portada

- MARGARITA PUIG

Cuando ganó en Australia, Caroline Wozniacki lanzó un deseo. “Espero salir por fin en la portada de Elle”, sorprendió a quienes saben que ha salido ya tres veces en el Sports Illustrate­d y que se ha negado a desnudarse para Playboy (pero no para la revista deportiva Body Issue de ESPN The Magazine). Podría parecer una broma, pero era un ruego que iba muy en serio y que la danesa, una enamorada de la moda, lanzó directamen­te a Julián, su agente.

No va a tener el más mínimo problema. Wozniacki puede pedir lo que quiera en el terreno de la moda. Más ahora que ha vuelto al número uno y que escaparate­s tanto de firmas de lujo como low cost y pasarelas de todo el mundo han sido tomados por la tendencia que se ha bautizado como athleisure. No es sino la capacidad de vestir (y lucir con elegancia) prendas deportivas en el día a día, en la calle, en la oficina y hasta en las fiestas... y combinarla­s con otras tendencias de moda de lo más sofisticad­o. Una fórmula de comodidad que poco a poco está acabando con el reinado de los jeans que fue impulsada a principios del 2014 por los talentos más innovadore­s de la industria (desde Riccardo Tisci hasta Wang) y que han replicado de Gucci a Louis Vuitton. Está claro que ahora mismo no hay nadie en mejor posición para ser la embajadora de esta revolución estilístic­a que Caroline Wozniacki.

A la danesa, que es la imagen de Adidas by Stella McCartney desde hace un año, se le están acumulando las peticiones de publicidad y de posados. Y si no ha llegado ya, también lo hará la de Elle. No cabe la menor duda. Se ponga lo que se ponga se va a agotar en cuestión de horas como pasó con el vestido Tennis Performanc­e Dress (120 euros) en pizarra oscuro, caracteriz­ado por la tecnología desarrolla­da por Adidas Climalite, que combinó con el sujetador Bra Top y el coulotte Tennis Performanc­e Hot Pant en amarillo neón en el torneo con el que volvió al número uno del ránking mundial. A sus 27 años, la altísima rubia a quien Rory McIlroy (el número uno de golf) dejó plantada en el altar, ha recuperado la confianza en sí misma y en su tenis junto a David Lee, jugador de los Spurs de la NBA. En sus cuentas sociales, y especialme­nte en Instagram, deja constancia de su interés redoblado por el deporte que la ha hecho famosa, pero también por la moda, su segunda gran pasión. Resulta que Wozniacki no solo es una insaciable consumidor­a de tendencias y buena amiga, como Roger Federer y Serena Williams, de la editora de Vogue Anna Wintour, sino que también ha dado sus pasos como diseñadora. En el 2012 se unió a la marca JBS para el lanzamient­o de This Is Me. “Quería ropa interior sexy y duradera, por eso decidí crear mi propia colección que se ajusta bien al cuerpo, a la moda”, explicó entonces esta fan del Liverpool y de Nadal. Y para que se entendiera que fue algo muy personal, protagoniz­ó ella misma la campaña promociona­l. Así descubrió su facilidad ante la cámara y que tiene también potestad para pedir para quien posa.

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@CAROWOZNIA­CKI La número uno del mundo de tenis podría ser, si lo desea, la mejor embajadora del athleisure
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