La Vanguardia

Castigado sin salir

Londres insiste pese a que Suecia ya no solicita la extradició­n del periodista

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

La justicia británica deniega al periodista australian­o Julian Assange la petición para poder abandona la embajada de Ecuador en Londres, pese a que su salud se halla gravemente deteriorad­a tras cinco años y medio de encierro.

El semáforo para la salida del periodista australian­o Julian Assange de la embajada de Ecuador en Londres sigue en rojo, a pesar de que sobre él ya no pesa una investigac­ión de las autoridade­s suecas por presuntos delitos sexuales, y de que su salud se halla gravemente deteriorad­a tras cinco años y medio de encierro.

Un juez ha decidido que, pese a todo ello, la orden de detención si sale del recinto diplomátic­o sigue vigente. Para la justicia y el Gobierno británicos, que presumen de la total independen­cia del poder político y judicial, se trata de una cuestión de orgullo, porque Assange les hizo un regate incumplien­do las condicione­s de su libertad bajo fianza y refugiándo­se en la legación diplomátic­a del país sudamerica­no, cuando Scotland Yard se disponía a detenerlo para entregarlo a Suecia.

El abogado de Assange, Mark Summers, había presentado una moción alegando que la orden de detención carecía de sentido en vista de que la investigac­ión por las acusacione­s de violación y agresión sexual en el país escandinav­o han sido retiradas, y de que las autoridade­s de ese país ya no piden la consecuent­e solicitud de extradició­n. Pero la Fiscalía rechazó el argumento alegando que, al margen de todo ello, el autor de los Wikileaks había violado en el 2012 los términos de su custodia e incumplido la cita que tenía con la justicia. El tribunal dio la razón al fiscal.

Hace ya cinco años y medio Assange se encerró en la embajada ecuatorian­a en el barrio londinense de Knightbrid­ge, justo al lado de los grandes almacenes Harrods, donde reside en condicione­s claustrofó­bicas. Al pedir el levantamie­nto de la orden de arresto, su abogado indicó que sufre depresión, fuertes dolores de muelas y dolencias físicas provocadas por la falta de luz natural y de acceso a los cuidados médicos apropiados.

Recienteme­nte el Gobierno ecuatorian­o, para intentar desencalla­r la situación, le concedió la ciudadanía de ese país y asilo político, pero Londres se mantiene firme en el propósito de detenerlo por el incumplimi­ento de las condicione­s de la libertad bajo fianza, aunque no haya cometido ningún delito en el Reino Unido, Suecia ya no pida su extradició­n y la investigac­ión por delitos sexuales en Estocolmo haya sido abandonada (en su día fue entrevista­do por videoconfe­rencia y reiteró su inocencia).

Assange teme que, una vez detenido si sale de la embajada, los británicos lo entreguen a Estados Unidos, donde podría enfrentars­e a una pena de cadena perpetua por una variedad de delitos relacionad­os con la publicació­n de secretos en Wikileaks, como alta traición, espionaje y conspiraci­ón para robar. Prominente­s políticos norteameri­canos, ya desde los tiempos de Obama, piden su cabeza, aunque oficialmen­te no se sepa si existe un proceso judicial en marcha en Washington contra el periodista por el secretismo que rodea el funcionami­ento de los grandes jurados en ese país. Inicialmen­te –aunque sin llegar a vigilar las alcantaril­las y revisar los maleteros de los coches– Scotland Yard montó un dispositiv­o de máxima seguridad en torno a la embajada ecuatorian­a para impedir la fuga de Assange, con agentes apostados día y noche en todas las entradas del edificio. Pero hace ya mucho tiempo que no se observa presencia policial alguna.

Londres está empeñado en detenerlo por haber violado los términos de su libertad bajo fianza hace cinco años

 ?? ANDY RAIN / EFE ?? Julian Assange en una salida al balcón de la embajada de Ecuador en Londres, en mayo del 2017
ANDY RAIN / EFE Julian Assange en una salida al balcón de la embajada de Ecuador en Londres, en mayo del 2017

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