Maratón negociador final en busca de una gran coalición en Alemania
Merkel habla de “dolorosos consensos” entre conservadores y socialdemócratas
El que tenía que ser en Alemania el día decisivo –uno más en el culebrón de más de cuatro meses en busca de formar un Gobierno– mutó en noche profunda, a la espera de que conservadores y socialdemócratas emergieran en algún momento con un acuerdo para forjar una gran coalición. Se habían autoimpuesto el pasado domingo como fecha ideal de cierre de las negociaciones, aunque se reservaron dos días más para cerrar flecos, con lo que el límite era ayer martes.
Al cierre de esta edición, seguían reunidos los líderes y los equipos negociadores de los tres partidos implicados: la democristiana CDU de Angela Merkel –canciller en funciones desde el 24 de octubre– junto a su socia histórica, la socialcristiana CSU bávara, liderada por Horst Seehofer; y el socialdemócrata SPD, que preside Martin Schulz.
Según algunas voces, los tres líderes podrían presentar hoy el contenido del acuerdo de coalición, del que estos días han trascendido ya algunos aspectos, como el trabajoso consenso alcanzado en política migratoria, y el menos conflictivo librado en la cuestión europea.
Anoche se hablaba de un texto de casi 170 páginas. El texto está cocinándose desde el 26 de enero, sobre la base de un preacuerdo alcanzado el 12 de enero, resultado a su vez de un maratón negociador de cinco días y una noche en vela. Ha habido además dos congresos extraordinarios del SPD –uno, el 7 de diciembre del 2017 en Berlín, y otro, el 21 de enero en Bonn– para ir allanando el camino. Y si finalmente hay acuerdo, deberá ser ratificado en referéndum por los 443.000 militantes socialdemócratas, otro trámite que también se anuncia duro de pelar.
Por la mañana, al llegar a la Konrad-Adenauer-Haus, sede de la CDU en Berlín y escenario ayer de las reuniones, Angela Merkel alertó de que se necesitarían “dolorosos consensos” por ambas partes. “Yo estoy dispuesta si podemos garantizar que las ventajas serán al final superiores a los inconvenientes”, añadió, apelando al “bien del país”.
Martin Schulz, que había llegado poco antes al cuartel general de la CDU –en cambio, las negociaciones del lunes se celebraron en la WillyBrandt-Haus, sede del SPD–, se declaró optimista. “Tengo buenos motivos para suponer que hoy llegaremos a un final, espero que con un espíritu positivo y con un buen resultado para nuestro país”, dijo Schulz. Pero eso era por la mañana.
Los socialdemócratas persistían en su voluntad de reducir las desigualdades entre las Krankenkassen (seguros de salud) públicas y privadas; y de acotar el recurso a los contratos temporales, aspectos que rechazan de plano los conservadores. Las dos familias políticas tampoco están de acuerdo en cuál debe ser el gasto militar y el alcance de las exportaciones de armamento.
Para Martin Schulz, son tiempos muy amargos. Tras el fiasco del SPD en los comicios del pasado 24 de septiembre –tuvo el 20,5% de votos, el resultado más bajo desde la reunificación del país en 1990–, Schulz llamó a los suyos permanecer en la oposición. Pero tras el fallido intento de Merkel el pasado noviembre de formar una inusual coalición de gobierno con liberales y verdes –los liberales abandonaron la mesa–, el líder socialdemócrata, presionado por varios frentes, entre ellos el de Bruselas, hubo de retractarse y pasar a defender la reedición de una gran coalición. Muchos socialdemócratas atribuyen la debacle electoral a haber gobernado con los conservadores en dos legislaturas (2005-2009 y 2013-2017).
Durante la jornada, se cruzaron mensajes optimistas y agoreros, a veces venidos del mismo partido. Así, dos personalidades democristianas muy próximas a Merkel decían cosas distintas. “No estoy seguro de que lo consigamos; no excluyo nada”, dijo Volker Bouffier, mientras Julia Klöckner preveía la culminación nocturna, y la presentación del contrato hoy miércoles.
Mientras proseguía la redacción del acuerdo, tanto Merkel como Schulz apelaron al bien general del país