El presidente de Polonia desdeña las críticas y firma la ley del Holocausto
El presidente polaco, Andrzej Duda, pasó por alto las críticas y ratificó ayer la ley que pretende penalizar a quienes culpen a Polonia de complicidad en el exterminio de judíos por la Alemania nazi. La ley dañará las relaciones con Israel y EE.UU., que ya condenaron la apresurada aprobación de la ley por el Parlamento de mayoría nacionalista. Israel reafirmó ayer sus críticas, declarando que esperaba que se enmendara la ley para eliminar artículos que amenazan con censurar la verdad sobre el Holocausto.
“La verdad histórica es que Polonia como pueblo no participó de modo institucional o sistémico en el Holocausto”, dijo Duda, si bien pedirá que el Tribunal Constitucional examine si la ley limita la libertad de expresión. Aunque dicho examen no suspende la vigencia de la ley. De todas formas, el tribunal carece de independencia desde que fue reformado y reducido por el régimen al papel de notario de sus decisiones, lo cual ya enfrentó a Polonia con la UE y provocó críticas de EE.UU.
El presidente se alineó con el Gobierno al obedecer al líder del partido Ley y Justicia, autor de la ley, Jaroslaw Kaczynski, que hace unos días dijo que Duda debía ratificar la ley contra viento y marea. La semana pasada, Kaczynski instruyó a su obediente bancada en la Cámara de Diputados y el Senado a aprobar sin demora y sin escuchar a nadie, dentro o fuera de Polonia, una ley que el Gobierno se sacó casi de la chistera en el aniversario de la liberación del campo de Auschwitz.
Israel protestó vehementemente, argumentado que la ley choca con los recuerdos de los supervivientes, que rememoran cómo muchos polacos denunciaron a judíos escondidos ante la Gestapo alemana o incluso participaron en sus matanzas. Washington advirtió que la medida podría comprometer los intereses estratégicos de Polonia al amenazar su alianza con EE.UU.
El Gobierno decidió ignorar estas y otras críticas, casi unánimes, de historiadores, estudiosos del Holocausto y la oposición. Entre ellos, una veintena de exembajadores polacos, que arremetieron contra la ley como expresión de la nefasta política exterior del Gobierno. “La posición internacional de Polonia es la peor desde la recuperación de la independencia en 1989”, lamentaron.
“La ley no sólo no defenderá el buen nombre de Polonia sino que lo perjudicará –escribió el principal diario independiente, Gazeta Wyborcza–. Polonia se presenta como un país irracional que pretende curar sus complejos nacionales con el Código Penal. Un país donde el antisemitismo vuelve a levantar cabeza en las calles, los medios de difusión públicos y la red”.