JxCat espera cerrar el pacto para la reelección esta semana
La CUP no negociará hasta que haya acuerdo con ERC
Con la previsión de poder cerrar la fórmula que desencalle el proceso de investidura esta misma semana, Junts per Catalunya (JxCat) y ERC retomaron ayer los contactos en Barcelona –en el Parlament– después de las reuniones en Bruselas del domingo y el lunes. Unos contactos que ahora tienen sobre todo por objeto concretar y formalizar la propuesta de reforma de la ley de la Presidència de la Generalitat y el Govern para hacer posible, tal como adelantó La Vanguardia, la coexistencia de un doble gabinete –un Consell de la República en Bélgica y un Govern de la Generalitat en Catalunya– que garantice una salida efectiva a la situación.
La principal preocupación, en este escenario, es encontrar el mecanismo que permita mantener los nuevos movimientos que se produzcan dentro de la legalidad, a fin de sortear los recursos del Gobierno español y las prohibiciones del Tribunal Constitucional. En este sentido, una de las posibilidades que estudian los representantes de JxCat y ERC es, por ejemplo, no incluir la formalización del Consell de la República como un nuevo organismo con entidad propia en la modificación de la ley, sino dejarla para un paso posterior, que podría no tener ni tan siquiera plasmación jurídica.
La prioridad es que lo que se haga en esta nueva etapa no lleve a más gente ante los tribunales, y con esta premisa están trabajando todas las partes.
La voluntad, en todo caso, es también que las medidas que finalmente se adopten resulten plenamente efectivas y permitan pre- servar la figura de Carles Puigdemont como presidente, que es la principal obsesión de JxCat desde el primer momento. Y es precisamente con este propósito con el que ha puesto encima de la mesa la propuesta según la cual su candidato encabezaría en Bruselas, como “presidente legítimo en el exilio”, un gobierno ejecutivo, que sería el que marcaría la línea política y el que daría las instrucciones al de Barcelona, con funciones meramente gestoras. Y todo ello, además, con la intención de no demorar más el proceso, a fin de no transmitir la imagen de que se está en una especie de punto muerto, y por ello la previsión de poder empezar a encaminar el conflicto hacia la salida esta misma semana.
ERC, de todos modos, se mantiene un tanto a la expectativa. Desde las filas republicanas se asegura que JxCat “va reajustando y recolocando la fórmula a medida que pasan los días”. “La opción de crear un Consell de la República no nos parece mal”, admiten aún así fuentes del partido, aunque creen que se actuará judicialmente y “como sea” contra la propuesta. De ahí la prevención de situarlo fuera de la reforma de la ley.
La cuestión está, sea como sea, en manos de JxCat y de ERC. No tanto de la CUP, que ha decidido situarse a un lado: la formación anticapitalista descartó ayer pronunciarse sobre la propuesta que Puigdemont les anunció en Bruselas hasta que no se acuerde con los republicanos de forma “definitiva, concreta y firme”. La diputada Natàlia Sànchez reclamó al respecto “claridad” y argumentó que no tiene ningún sentido valorar una propuesta que procede de una parte si deberían ser dos las formaciones que compondrían eventualmente un nuevo Govern.
Una vez sellen el pacto JxCat y ERC, la CUP exige reuniones a tres bandas para así “evitar situaciones de desconcierto dentro del movimiento republicano que no son positivas”, como el aplazamiento a última hora de la sesión de investidura la pasada semana o la suspensión de la declaración de independencia del 10 de octubre del año pasado.