La coronación de Amaia
La navarra se lleva el cheque de 100.000 euros de una edición de ‘Operación Triunfo’ que ha sido un fenómeno
En la rueda de prensa de ayer de Operación Triunfo Amaia Romero sentía vergüenza de tener que presenciar su última actuación delante de los responsables del formato y de los espectadores que podían ver el acto en directo en YouTube. Decía haberse equivocado en el piano mientras tocaba Miedo de M-Clan. Pero la realidad es que se pudo ver lo mismo que se había visto el lunes: una actuación de una concursante en estado de gracia que salía a ganar. Amaia, la de Pamplona (y, por tanto, la que no puede ser surfera), la de la voz dulce y nervios de acero, la que la audiencia había seleccionado para competir en Eurovisión junto a Alfred, se coronaba con un 46% de los votos y se llevaba el premio de 100.000 euros, que piensa dar a sus padres porque no se fía ni de ella misma a sus 19 años.
Esta victoria de Amaia probablemente sea la más coherente que podía tener OT 2017. La marca se había resucitado en un arrebato de nostalgia tras ver los fantásticos datos de audiencia del reencuentro de los concursantes de la primera edición pero al final ha acabado siendo un fenómeno fan por todos los elementos que la diferenciaban. Se ha adaptado a los nuevos tiempos con una “experiencia 360”, que dijo el director de contenidos de TVE, Toni Sevilla, que incluyen el seguimiento de las clases de los chavales en el canal de YouTube y una app para votar sin que el público se arruinase. La academia capitaneada por Noemí Galera y Manu Guix se preocupó de educar al público en valores positivos (feminismo, visibilidad del colectivo LGBT, donación de sangre) con la ayuda de un profesorado donde han destacado Javier Calvo y Javier Ambrossi, directores de La llamada y Paquita Salas.
También educaron musicalmente a unos alumnos que habían entrado mucho mejor formados que Rosa López, David Bisbal o Bustamante. Sólo hay que ver las actuaciones del lunes para comprobar que eran alumnos aventajados. Amaia convertía el plató cerca de Matadepera en un recinto íntimo con la ayuda de un piano; Aitana, que quedó segunda con un 42% de los votos, deslumbraba con su ángel tantas veces mencionado por Mónica Naranjo; Miriam salía del caparazón dejando atrás los complejos y la timidez para cantar a pleno pulmón; Ana Guerra (War para los fans) demostraba un poderío impropio de su edad con el tango de Volver de Carlos Gadel; y Alfred deslumbró con una preciosa actuación de jazz donde su profesora de baile, Vicky Gómez, bailaba al son del trombón que tocaba el catalán. Todos ellos habían mejorado con la ayuda del profesorado de la productora Gestmusic, y Amaia representaba a la perfección a este alumnado de extraordinaria sensibilidad y curiosidad musical y a la vez viral. Muchos le atribuyen en parte el éxito del canal de 24 horas de YouTube no tanto por su mediática relación con Alfred sino por sus salidas de tono cómicas, su obsesión con los aspersores, su arrítmica forma de bailar y sus improvisaciones al piano, donde era capaz de versionar Aquí no hay quien viva con Hey Jude de los Beatles.
La naturalidad y talento de los concursantes, junto con las disfrutables clases incluso desde casa, han permitido que La 1 pueda alardear de haber logrado un éxito. Se estrenó con 2,5 millones de espectadores, marcó un mínimo de 1,8 millones en su tercera semana y desde entonces sólo subió hasta reunir 3,9 millones y un 30,8% de cuota de pantalla en su final. Era el boca-oreja de un público comprometido con el concurso, que ha permitido que OT haya registrado 375 millones de visitas a YouTube, más de 85 millones de visualizaciones del canal 24 horas y domine en Spotify.
La ganadora representa a la perfección una edición en positivo, con alumnos aventajados y capaces de ser virales