Carolina Herrera celebra en el MoMA su último desfile como diseñadora
Carolina Herrera celebró su último desfile
La mujer que hizo de la camisa blanca su emblema de elegancia, Carolina Herrera (79), dijo el lunes adiós a 37 años de pasarelas. En la Semana de la Moda de Nueva York, la firma realizó su último desfile con la venezolana como diseñadora creativa, y lo hizo en el MoMA, el museo del arte moderno, porque eso es lo que hace ella, puro arte.
Los colores intensos (rojo, azul y amarillo junto con el blanco y negro característicos), los ricos tejidos (lamé, plumas, visón y lana y cashemire en la sastrería) y las siluetas femeninas (hombros redondos y faldas entalladas) son la base de su colección otoño-invierno, pero eso era lo de menos. La noticia de la noche no eran los nuevos diseños sino la despedida de Carolina, que continuará ligada a la firma que lleva su nombre como embajadora.
Al final del desfile salió a saludar y mientras recibía los aplausos del público puesto en pie, hizo su aparición Wes Gordon, el que será el nuevo diseñador creativo. Un “sureño encantador”, como lo describe la propia Herrera (aunque nació en Chicago) de tan sólo 31 años, y que preparando su relevo lo fichó en marzo del 2017.
Con esa misma edad, 31 años, Carolina Herrera no pensaba en dedicarse a la moda. Era el 1970 y hacía dos años que se había casado en segundas nupcias con su compatriota Reinaldo Herrera (de quien adoptó el apellido pues el suyo era Pacanins), editor del Vanity Fair. Tenía dos hijas de su primer matrimonio y una con Reinaldo, aunque al poco tiempo nacería la segunda hija. En aquella época era una dama de la alta sociedad neoyorquina, que desde pequeña vestía de alta costura, ya que nació en el seno de una acaudalada familia venezolana. En 1971 su nombre aparecía en la lista de las mujeres mejor vestidas del mundo.
Su elegancia innata, su buen gusto y sus influyentes amigas la animaron a crear su propia firma de moda. Y en 1981, con 42 años, celebró su primer desfile, donde mostró las líneas de su estilo: “No entiendo la moda sin la belleza”, ha repetido continuamente. Basándose en la premisa de menos es más, Carolina siempre se ha mantenido al margen de las tendencias. Quizás por ello algunos de aquellos primeros diseños que presentó, siguen siendo actuales y podrían haberse incluido en el desfile de ayer.
Tener como amigas a las mujeres más influyentes de Manhattan la ayudaron en su carrera. Sobre todo si se llamaban Diana Vreeland (la Anna Wintour de la época) y Jacqueline Kennedy. Fue esta última, la elegante ex primera dama estadounidense, la que la catapultó a la fama, al elegirla como diseñadora de cabecera y para confeccionar el traje de novia de su hija Caroline, en 1986. Ese mismo año, sacó su primera colección nupcial.
La diseñadora seguirá como embajadora de la firma pero Wes Gordon llevará la dirección creativa
Otro de los momentos claves de su carrera fue en 1988 cuando se alía con la empresa catalana Puig para lanzar su perfumes. Desde entonces ha lanzado casi 60 fragancias, y es una de las fuentes de ingreso más importantes junto con sus bolsos.
Con la muerte de Jackie Kennedy, en 1994, Carolina hereda el título de la mujer más elegante del Upper East Side neoyorquino con su imagen inconfundible: pelo corto, blusa blanca y collar y pendientes de perlas. El público la admira y su lista de clientas ilustres empieza a crecer: Nicole Kidman, Renée Zellweger, Amy Adams, Jessica Alba, Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Salma Hayek, Taylor Swift, Sofía Vergara y otra primera dama como Michelle Obama y también la reina Letizia. Ayer, en su despedida, Katie Holmes, Karlie Kloss y Anna Wintour asistieron al desfile para apoyar a la gran dama de la moda.