Los acuerdos destruidos
El conflicto que vivimos los catalanes está haciéndonos un daño profundo. Me refiero a la destrucción de los acuerdos fundamentales que han hecho posible que el autogobierno de Catalunya funcione razonablemente bien, tanto como para ser visto como solución por fuerzas que practican o han practicado la lucha armada, como el Frente Polisario, el Frente Nacional de Liberación de Córcega y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Pero el autogobierno no se circunscribe sólo a las capacidades normativas. Comprende también el capital social surgido de los acuerdos fundamentales, nunca promulgados pero muy reales, y que permiten mejorar el funcionamiento de las instituciones. Los resumo en quince puntos:
(1) Una forma de entender la política basada en el diálogo, el respeto y la búsqueda de acuerdos. (2) La consideración a las normas institucionales y el decoro en el comportamiento hacia ellas. (3) La capacidad negociadora con el Estado, basada en la constancia y el aprovechamiento de las condiciones favorables. (4) El empeño en la bilateralidad de hecho en las relaciones con el Gobierno español. (5) La participación en la gobernación española, mejorable pero nunca negada. (6) El realismo económico. Valorábamos las consecuencias económicas de las iniciativas políticas. (7) La vocación europea manifestada en la afinidad y respeto hacia sus instituciones, y la voluntad de actuar de acuerdo con sus reglas, buscando el prestigio de Catalunya. (8) El consenso sobre la normalización del catalán, su cultura, y uso como lengua vehicular en la escuela. (9) La asunción de grandes cambios políticos sin alterar los consensos fundamentales. Transición, gobiernos PSOE y PP, Loapa. (10) El papel acotado de la política en la sociedad catalana sin producir enfrentamientos y divisiones civiles. (11) Un pluralismo relativo, pero real en los medios públicos de comunicación. Es la distancia que va del Josep Cuní de TV3 a la Mònica Terribas de hoy. (12) La valoración social, económica y cultural del trabajo, como ascensor social: el sueño catalán del trabajo bien hecho como fuente de progreso. (13) La capacidad de síntesis e integración social y cultural de todo el grueso de la inmigración. (14) La búsqueda de la unidad y cohesión social de los ciudadanos de Catalunya. (15) El catalanismo político y cultural como gran aglutinador de la sociedad.
Todo esto está dañado. Es una ruptura histórica que nos lleva a la anomia y la decadencia.