Doble tragedia en Irán
En el avión desaparecido viajaban una docena de expertos en medio ambiente que volvían de despedir a su colega muerto en la cárcel
Después de dos días de búsqueda, los equipos de rescate iraníes no han logrado encontrar el avión ATR-72 con 65 personas a bordo que desapareció del radar el pasado domingo, 50 minutos después de haber despegado del aeropuerto Mehrabad, en Teherán.
Desde antes de las seis de la mañana, y gracias a que las condiciones climáticas eran bastante mejores que un día antes, los helicópteros y drones pudieron sobrevolar el monte Dana, de 4.400 metros de altura, donde se cree que se estrelló la aeronave, pero sin éxito. La única esperanza llegó de un integrante de la misión de búsqueda, que dijo haber visto una mancha negra.
Entonces corrió la noticia de que la carcasa del avión había sido encontrada. La versión fue desmentida poco después por la Media Luna Roja iraní, que aseguró que no se podía dar por cierto el testimonio de un solo testigo, y que ninguna de las otras misiones había visto nada. La misma suerte tuvieron los diferentes equipos de rescate terrestre que se han dispersado por las montañas, a pesar de las difíciles condiciones provocadas por la nieve y la niebla.
Esta situación de incertidumbre ha traído mayor desespero entre las familias de los 59 pasajeros y seis tripulantes que volaban en el avión que se dirigía a Yasuj, a 780 kilómetros al sur de Teherán. Esta ciudad es la capital de la provincia de Kohgiluyeh y Boyer-Ahmad, una de las más pobres del país, y que a su vez tiene uno de los aeropuertos más difíciles por su cercanía a los montes Zagros, donde desapareció el avión.
“No podemos confirmar con precisión ni de manera definitiva la muerte de todos los pasajeros”, dijo el director de relaciones públicas de Aseman Airlines, Mohamad Tabatabai, quien tuvo que retractarse después de que el domingo hubiera asegurado que no había sobrevivientes.
También se conoció que entre los pasajeros había alrededor de una docena –posiblemente más– de expertos en medio ambiente y recursos naturales. Algunos habían viajado a Teherán a dar las condolencias por el fallecimiento de Kabus Seyed Emami, un reconocido defensor del medio ambiente que murió en prisión en extrañas circunstancias. Las autoridades penitenciarias aseguran que se suicidó, y la televisión estatal proyectó un especial donde se le acusaba de ser espía de la CIA y el Mosad. El grupo de defensores del medio ambiente, algunos de ellos académicos, también se había reunido frente al Parlamento iraní para pedir la liberación de otra media docena de ambientalistas que, al igual que Seyed Emami, fueron detenidos a finales del mes de enero.
El avión estuvo siete años en tierra por problemas técnicos y desde hace tres meses estaba de nuevo operativo. Algunas versiones aseguran que habría presentado algunos problemas de funcionamiento en los últimos días. Sin embargo, el ministro de Transportes, Abas Ajundi, aseguró que no podía “deducirse” que estos problemas estuvieran relacionados con el accidente. Se ha creado un comité para investigar las causas, como ordenó el líder supremo, Ali Jamenei.
Ayer se esperaba la llegada de una comisión conformada por expertos de la oficina de investigación y análisis de Francia, al igual que de representantes de la compañía ATR (con sede en Toulouse) que ayudarán en la investigación. Irán, igualmente, pidió ayuda a la UE y a China para que apoyaran la búsqueda del avión con sus sistemas de satélite, dijo el director de la agencia espacial iraní.
El avión estuvo siete años en tierra por problemas técnicos y desde hace tres meses estaba operativo