El positivo en curling complica el futuro de Rusia
Este es el momento para el análisis de daños.
El positivo por meldonio de Alexander Kruszelnicki va a generar daños colaterales. Kruszelnicki es ruso, especialista en curling. En Pyeongchang competía bajo la bandera olímpica. Había recibido una invitación especial. Junto a su mujer, Anastasia Bryzgalova, había alcanzado el bronce en la prueba por parejas mixtas. Ayer le retiraban la acreditación y lo expulsaban de la villa olímpica. Sin duda, perderá su medalla.
La situación daña a la familia olímpica, empeñada en limpiar su imagen. Y deja malherido, sobre todo, al deporte ruso. Se escuchan ecos: se dice que la posibilidad de que Rusia sea readmitida en la familia olímpica ha perdido fuerza.
Mark Adams, portavoz del Comité Olímpico Internacional (COI), dijo que el episodio podría traer “consecuencias”.
“Si se confirma (falta el contraanálisis), este asunto será tenido en cuenta junto a otros factores a la hora de tomar una decisión acerca de Rusia”, dijo.
El veto a Rusia había cobrado forma tras los Juegos de invierno en Sochi, en el 2014. Grigori Rodchenkov, responsable de aquel laboratorio antidopaje, desveló que el Kremlin había ideado un sistema de dopaje de Estado, y el deporte ruso fue expulsado de los actos internacionales. Sólo un abanico de autorizaciones personalizadas permitió que 168 deportistas rusos participaran en Pyeongchang. No lo hacen como rusos, sino como invitados, bajo la bandera olímpica. Kruszelnicki era uno de ellos. Dimitri Svishchev, presidente de la Federación Rusa de Curling, sugirió que alguien puede haber manipulado la bebida o la comida de Kruszelnicki. “Puede haber pasado en un campus de entrenamiento”.
El meldonio multiplica la resistencia. Según los expertos, el curling por parejas es particularmente exigente en términos de resistencia muscular. Son dos competidores, en vez de cuatro.