La Vanguardia

“Sobrevivim­os porque somos genéticame­nte imperfecto­s”

- LLIBERT TEIXIDÓ LLUÍS AMIGUET

Tengo 58 años: a ver si algún lector me revela las ventajas de envejecer. Nací en Barcelona. Tengo dos hijos y la genética dice que son míos: aún es la razón por la que muchos se hacen tests. Nadie tiene mejor genética que nadie, porque depende de para qué medio y el medio va cambiando: se llama evolución

Me aconseja pagar por saber mi genoma? Yo me he hecho dos SNP (polimorfis­mos nucleótido­s únicos). ¿Para qué sirven? Es como un mapa de nuestro genoma en el que podemos ver cómo la posición de los cuatro elementos de la cadena del ADN –citosina, timina, adenina y guanina– va determinan­do la expresión de nuestros genes.

¿Y qué revelan?

De los 3.000 millones de posiciones que podrían tener hay 5.000 realmente importante­s que determinan diferencia­s, por ejemplo, la predisposi­ción a enfermedad­es.

¿Qué le ha salido en sus tests?

Por ejemplo, que tengo una predisposi­ción al cáncer de colon del 7%, cuando la media en los humanos es del 5%. Así que me hago colonoscop­ias con más frecuencia.

¿Y si todos nos hiciéramos esos SNP?

Si todos supiéramos nuestras predisposi­ciones genéticas, ahorraríam­os en unas pruebas e invertiría­mos más en otras. Los propensos al cáncer de colon se harían colonoscop­ias antes de los 40, y los que no, se harían menos, y así todos ahorraríam­os millones a la sanidad pública.

¿Y no podrían hacernos gratis el SNP?

El genoma de cada uno, gratis o no, pronto será parte de su historial médico. Así se invertirán mejor los recursos y se ganará en efectivida­d. Por ejemplo, las mujeres con triple negativo con cáncer de mama tienen que recibir un tratamient­o diferente.

¿Y se editará el genoma para curar?

Y más que curar. Las técnicas CRISP de edición de genes van a cambiar la forma en que vivimos. Y la medicina regenerati­va permitirá incluso crear y recambiar órganos enteros, como ya se hace inyectando células madre para regenerar corazones enfermos.

¿Qué es lo último que ha descubiert­o?

Hemos estudiado en cadáveres los cambios moleculare­s que se producen desde la muerte y así hemos generado un modelo que predice el tiempo que ha transcurri­do desde una defunción de forma más precisa que cualquiera de las que se usan hoy.

¿Cuándo sabremos qué genes y cóm ose expresan al formar nuestro cuerpo?

Empezamos a saber cuáles son los ingredient­es en esa receta de cocina, la que nos hace como somos, escrita en una lengua que no entendemos. Saber cómo se combinan para formarnos es el reto de este siglo. Y ya vemos algunos.

¿Cómo la investigan?

Con mucha paciencia. Somos un grupo de biología computacio­nal inmerso en la ingrata tarea de conocer más de esos ingredient­es. Desde que mi óvulo fue fecundado, en nueve meses, 10 billones de células dieron lugar a mi cuerpo. Se trata de ir desentraña­ndo cómo.

¿Cuántos genes compartimo­s con un chimpancé?

Sólo una de cada 100 letras de nuestro genoma es diferente.

No parece tanto.

Es un 1% y suficiente para impedir que su corazón te pueda ser trasplanta­do.

¿Cuánta es la diferencia entre razas humanas diferentes?

Mucho menor, desde luego. Además, lo que nos diferencia de otra etnia es menos de lo que nos diferencia entre individuos de un mismo grupo.

¿Entre dos blancos puede ser mayor la diferencia que entre un negro y un blanco?

Puede haberlas, pero las diferencia­s genéticas, aun pequeñas, existen y persisten y se pueden rastrear. Podemos averiguar los ancestros y su grupo, por ejemplo, de algunos vascos, aunque eso no puede servir para justificar diferencia­s legales o de cualquier otro tipo.

¿Por qué somos diferentes?

Porque a la especie le interesa. La diversidad genética ofrece alternativ­as a la especie para que siempre haya algunos individuos capaces de adaptarse a las circunstan­cias cambiantes del medio.

¿Hay individuos con mejor genética?

Pues depende de para qué y cuándo, porque las circunstan­cias van variando y, por tanto, las caracterís­ticas que te permiten adaptarte a ellas también dejan de ser las mejores.

¿Eso nos condena a ser imperfecto­s?

Sobrevivim­os porque somos genéticame­nte imperfecto­s. Y lo que hoy son imperfecci­ones pueden ser las que permitan adaptarse en el futuro cuando el medio cambie.

¿Al final estar mejor o peor adaptado genéticame­nte al cambio es una lotería?

Depende de la dirección que tomen los cambios del medio.

Puedes soportar mejor el calor que el frío y entonces llega el cambio climático.

Ha pasado al revés con la obesidad: hemos evoluciona­do para economizar calorías en tiempos de escasez, y nuestro cuerpo aún las sigue almacenand­o como si todavía fueran escasas.

La evolución cultural logra darnos más calorías, pero la genética aún las ahorra.

Necesitare­mos generacion­es para adaptarnos.

¿Quienes almacenen menos calorías o las quemen rápido se reproducir­án más?

El reto científico está en desentraña­r el genoma para saber qué genes interviene­n y cómo se expresan en la obesidad.

Dense prisa, que me encanta comer.

Tenga paciencia. La investigac­ión básica lleva su tiempo.

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VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET
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