Juana de Arco, en la hoguera racista
Juana de Arco, la heroína nacional francesa, murió en la hoguera, en 1431, acusada de hereje, tras un proceso plagado de irregularidades. Sucumbió a la intolerancia religiosa y a los juegos de poder de la época. Casi seis siglos después, el fanatismo sigue vivo. Es un fuego a veces más sutil, pero no menos cruel para quienes lo sufren. Los apóstoles de la pureza identitaria lanzan a sus víctimas a las llamas del insulto racista, del desprecio, de la burla, para destruir su autoestima.
Francia acaba de asistir a un episodio desagradable. Orleans, la ciudad que Juana de Arco ayudó a salvar del asedio de los ingleses, escogió hace pocos días a Mathilde Edey Gamassou, de 17 años, para encarnar a la heroína en las fiestas de este año. Mathilde cumplía todos los requisitos exigidos. Lleva más de diez años residiendo en Orleans, estudia bachillerato en un liceo de la ciudad, es católica practicante, catequista de niños y participa en una asociación de beneficencia. Además, hace esgrima y estudia canto lírico. Se impuso a 250 candidatas. En el comité que la eligió estaban el alcalde, el obispo y dos militares. ¿Cuál es, pues, el problema? Un detalle para algunos relevante: la chica es mulata, hija de padre africano (de Benin) y de madre polaca.
Para el presidente de la Asociación Orleans-Juana de Arco, Bénédicte Baranger, Mathilde fue elegida , precisamente, por aportar “un aura adicional”. Otros no comparten esta opinión. En algunas webs y foros de la derecha ultranacionalista e identitaria hubo ironías hirientes. Una de ellas se preguntó si el año que viene se escogerá a una chica con burka. Otra consideró la elección como una propaganda a favor del mestizaje, como un intento de reescribir la historia francesa y afirmar que esta “la han hecho los árabes y los negros”. En Twitter la cosa fue aún peor. Un usuario comparó a la chica con un mono. Otro colgó una foto de plátanos.
Los ataques xenófobos contra Mathilde recuerdan los que hubo hace un par de años en Italia contra Cécile Kyenge, una oculista de origen congolés, hoy eurodiputada, que fue ministra para la Integración durante el breve Gobierno que dirigió Enrico Letta. Algunos energúmenos de la Liga Norte vertieron sobre ella burlas y graves insultos racistas.
Los tuits contra Mathilde han provocado una cadena de reacciones de solidaridad y también la actuación de oficio de la fiscalía de Orleans, que ha abierto una investigación por “provocación pública a la discriminación y el odio racial”. El objetivo es identificar a los autores de los mensajes.
Juana de Arco ha sido siempre un personaje susceptible de instrumentalización y de apropiación ideológica sectaria. El Frente Nacional intentó durante muchos años hacer de ella el portaestandarte de su peculiar manera de entender el patriotismo francés. Frente a esa pretensión se han rebelado figuras de otras tendencias políticas. Es conocida la admiración de la socialista Ségolène Royal por lo que representa la heroína de Orleans como símbolo de coraje. También Emmanuel Macron, cuando era ministro de Economía, en mayo del 2016, estuvo en la fiesta. “No debe dejarse Juana de Arco al Frente Nacional”, comentó su portavoz.
La secretaria de Estado para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, Marlène Schiappa, expresó su apoyo a Mathilde y puso énfasis en que “Juana de Arco no pertenece a los identitarios, como tampoco la historia de Francia”. “El odio racista de la fachosphère (webs de extrema derecha) no tiene espacio en la República Francesa”, agregó.
El padre de Mathilde, Patrice, declaró a la emisora France Bleu que su hija, pese al brote de odio contra su persona, que la ha afectado mucho, “quiere llevar un mensaje de amor a todos los franceses, sean los que sean sus orígenes, lo que nos pueda separar, nuestras opiniones, incluso las más duras”. Patrice pidió al presidente Macron que reconsidere su decisión de no acudir a las fiestas de este año, por un problema de agenda, ya que en estas circunstancias es importante estar en Orleans para “celebrar los valores de Francia, sus valores eternos”.
Solidaridad con la joven mulata que ha sido insultada por encarnar a la heroína de Francia
Mathilde, de 17 años, tiene padre africano y madre polaca, y es católica practicante