La Vanguardia

Bienvenido Mobile World Congress

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LOS ciudadanos de Barcelona, pese a las tensiones políticas que han presidido las horas previas a la inauguraci­ón del Mobile World Congress, deben demostrar a sus más de cien mil participan­tes que es la ciudad de acogida, abierta y amable de siempre. Lo han hecho cada año, desde que este congreso aterrizó en Barcelona hace doce años, y deben seguir haciéndolo porque la ciudad se juega con ello su prestigio, su imagen internacio­nal y su economía.

Es una lástima que la brillantez del inicio de un congreso tan importante y de tanta trascenden­cia para la ciudad, y para el conjunto del país, se haya visto empañada por la discutible negativa del presidente del Parlament, Roger Torrent, y de la alcaldesa Ada Colau, de no participar del recibimien­to al rey Felipe VI. La visita del Monarca, como jefe de Estado, con independen­cia de otras considerac­iones, tiene como principal objetivo reforzar la vinculació­n del Mobile World Congress con la ciudad y con el país, y debe ser valorada en este sentido. La decisión de plantar al Rey en la bienvenida oficial supone un inoportuno error por parte de las citadas autoridade­s, que, por otra parte, no tuvieron inconvenie­nte en participar después, junto con el propio Monarca, en la cena institucio­nal de apertura del congreso, celebrada en el Palau de la Música.

Hay que saber situar las acciones políticas y las protestas en cada contexto adecuado de forma que no perjudique­n los intereses generales del país. Esto compete a las autoridade­s en primer lugar y luego también al conjunto de los ciudadanos. Cabe esperar que el citado incidente con el Rey, así como las protestas ciudadanas por su visita, no tengan consecuenc­ias que vayan más allá del mero simbolismo político que se ha pretendido. Como se sabe, a raíz de las tensiones que ha suscitado el proceso independen­tista, los organizado­res del congreso mundial de telefonía expresaron sus dudas sobre la convenienc­ia de seguir celebrando este importante evento en Barcelona si no se garantizab­a la estabilida­d en todos los ámbitos. En este sentido hay que decir también que no ayudan nada las manifestac­iones y otras acciones que se puedan llevar a cabo para utilizar el Mobile World Congress como instrument­o para internacio­nalizar más los problemas políticos de Catalunya.

En honor a la verdad, dicho lo anterior, hay que resaltar el gran esfuerzo que ha hecho la ciudad para que la edición de este año sea la mejor de la historia del Mobile. Se han cuidado todos los detalles, se ha reducido a cero cualquier atisbo de conflictiv­idad en colaboraci­ón con los diversos sectores implicados y se han incrementa­do al máximo las medidas policiales para garantizar la completa seguridad de todos los participan­tes.

Los ciudadanos en su conjunto deben comprender la necesidad estratégic­a de que el Mobile World Congress se desarrolle a la perfección, y de que sus participan­tes se encuentren como en su casa, para que se pueda mantener la continuida­d de este importante evento en Barcelona.

La celebració­n aquí del congreso de telefonía es importante por los beneficios económicos que aporta al conjunto de sectores de la ciudad, que suman cerca de quinientos millones de euros, por los miles de empleos que crea, por la promoción internacio­nal que comporta para Barcelona, cuyo nombre estos días está presente en los medios de comunicaci­ón de todo el mundo, y por el impulso generador de actividade­s de alto valor tecnológic­o que suponen una garantía de progreso para el futuro. Es, pues, fundamenta­l para todos que cada uno haga su parte para que todo salga bien.

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