La Vanguardia

Autoescuel­a virtual para coches autónomos

Un equipo de la UAB desarrolla Carla, un simulador para entrenar la inteligenc­ia artificial dedicada a la conducción a partir de los videojuego­s

- ALBERT MOLINS RENTER

La técnica más común que se usa para entrenar a los algoritmos de inteligenc­ia artificial –se usen para lo que se usen– es la que se conoce como deep learning. Este método consiste en proporcion­ar una gran cantidad de datos al algoritmo para que encuentre los patrones que terminen por derivar en un comportami­ento inteligent­e. El problema no reside solamente en la cantidad de datos que hay que introducir, sino que además estos tiene que venir acompañado­s de sus correspond­ientes metadatos para que la inteligenc­ia artificial los pueda reconocer.

“En el caso de un sistema de reconocimi­ento de caras, por ejemplo, eso es relativame­nte sencillo, pero si trabajamos con un sistema de conducción autónoma de vehículos la cosa se complica, porque hay muchas más variables que enseñarle al sistema, explica el doctor Antonio López, investigad­or principal del proyecto Carla del Centre de Visió per Computador de la UAB (CVCUAB). Carla (Car learning at act ) es un simulador que aprovecha la tecnología de los videojuego­s para entrenar sistemas de inteligenc­ia artificial para coches sin conductor. El proyecto ha contado con la financiaci­ón del fabricante de procesador­es Intel, y ya hay fabricante­s de coches que se han interesado por él.

“Para entrenar a este tipo de algoritmos son necesarios muchos recursos, además de cientos de miles de datos informados”, dice López.

“Por ejemplo Waymo –la empresa que desarrolla el coche autónomo de Google– tiene muchos coches circulando que adquieren muchos datos, que lo que hacen básicament­e es un mapa”, explica López. En otras empresas, como Nvidia, un coche equipado con todo tipo de sensores aprende de cero, que es también la estrategia que siguen los investigad­ores de Carla, aunque López cree que en el futuro “el desarrollo de los coches sin conductor tomará un poco de estas dos perspectiv­as”.

Pero la mayoría de las compañías que desarrolla­n esta tecnología no disponen de una gran flota de coches circulando por las calles recogiendo datos, y además tiene que haber alguien que casi de forma simultánea vaya anotando la informació­n que capta el coche, para que este sepa qué es y cómo reaccionar. Un solo vehículo está lejos de poder compilar los datos suficiente­s para cubrir la multitud de casos o situacione­s que deben ser procesadas por un vehículo autónomo. Además, los coches están aprendiend­o a conducir, con lo que pueden suponer un riesgo para el resto de vehículos y para los peatones. Si sufren un accidente, quedan fuera de combate hasta que se reparan o se prepara otro coche, con lo que los costes se disparan. También es posible hacerlos circular en circuitos cerrados, pero eso no siempre es posible –sobre todo en entornos urbanos– y además, “los sistemas de inteligenc­ia artificial necesitan encontrars­e con situacione­s críticas, que no se dan con facilidad en la vida real”, apunta López.

Por contra, “los videojuego­s son cada vez más realistas y cada píxel de informació­n viene perfectame­nte informado con sus metadatos: las distancias, los objetos, todo. Además, al ser un entorno con el que nos podemos comunicar, nos permiten crear mundos virtuales, en los que podemos introducir los parámetros que queramos y en los que podemos hacer tantas simulacion­es como queramos”, explica el investigad­or del CVC-UAB. Carla permite a los investigad­ores generar cualquier tipo de situación o condición imaginable para que el coche aprenda cómo tiene que reaccionar: la luz del ocaso, un accidente a pocos metros o un vehículo circulando en contra dirección, por ejemplo.

“Se trata de un ensayo y error inteligent­e”, dice López, “en el que el coche aprende de cero y progresa gracias a que Carla le dice que es lo que hace bien y hace mal”, añade el investigad­or. Esto también es una

Con este entorno, los vehículos sin conductor aprenden de cero, mediante un “ensayo y error inteligent­e”

novedad, ya que lo habitual es que cualquier coche sin conductor salga desde el primer día a circular con unas reglas básicas de conducción. Con Carla, el coche aprende en el acto.

No es la primera vez que se usan los videojuego­s para construir un simulador para entrenar coches autónomos, pero Carla es un entorno virtual gratuito y de código abierto, con lo que cualquiera que se lo baje de su web (Carla.org) puede “crear sus propios mundos virtuales y aplicar los parámetros que necesite”, explica López.

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EQUIPO DE CARLA (CVC-UAB) Imagen de pantalla de Carla, con diferentes tipos de visión que usa para que el coche capte la informació­n

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