La Vanguardia

La dejadez inunda el puente de Bac de Roda

Vándalos e incívicos han transforma­do las vallas que protegen las vías y las catenarias en un vertedero de botellas y latas que nadie retira

- DOMINGO MARCHENA

El puente de Bac de Roda, obra del arquitecto Santiago Calatrava, ya no es ni una sombra de lo que fue. La suciedad, la dejadez, la falta de mantenimie­nto y el incivismo han afeado una de las imágenes icónicas de los distritos de Sant Martí y Sant Andreu. Las inacabable­s obras del AVE, que han convertido las zonas aledañas en descampado­s llenos de maleza y basura, agravan el problema todavía más.

Lejos están los días en que este era el escenario de numerosas filmacione­s publicitar­ias. Marcas de coches como Opel o Ford rodaron aquí sus anuncios. Y, entre otras, también Repsol, con un caballo cartujano de color negro azabache que cruzaba el puente al galope. Pero el blanco inmaculado que un día tuvo el puente de Calatrava, como muchos lo llaman, es hoy sólo un vago recuerdo. La lista de desperfect­os es interminab­le. Algunos, preocupant­es. Un cascote como un puño se ha desprendid­o del zócalo interno, a 33 metros de la cara que da al mar y por el lado Llobregat, como comprobó ayer este diario.

Y, además, baldosas rotas y torpemente remendadas con cemento. Yerbajos que crecen entre las uniones y junturas del pavimento. Partes oxidadas y herrumbros­as. Grafitis omnipresen­tes, con dibujos obscenos y todo tipo de pintadas: contra la ley mordaza o a favor y en contra de la independen­cia. Grietas y desconchon­es en el muro de cemento que separa a los peatones de los coches o del carril bici...

El proyecto del puente fue aprobado en 1985, antes de la designació­n de Barcelona’92 y de las grandes transforma­ciones olímpicas. Fue inaugurado en septiembre de 1987, después de poco más de un año de obras. La infraestru­ctura nunca se ejecutó por completo, ya que la lentitud con la que avanzaban las obras del AVE obligó a dejar inacabado el jardín que debía haber debajo del puente. Las escaleras y los accesos que debían conducir hasta esa zona llevan años bloqueadas con vallas, con una apariencia de eterna provisiona­lidad.

Este no es el puente de un río, sino de una playa de vías: las de la R1, la RG1 y las de la alta velocidad a Francia. Otras vallas, las que protegen los raíles y catenarias, son el improvisad­o contenedor de todo tipo de latas, botellas y desperdici­os. Los socavones en el pavimento son frecuentes, sobre todo, en el lateral del Besòs, donde innumerabl­es colillas se acumulan en los agujeros.

Pero, por increíble que parezca, este no es el peor puente de Sant Martí. Muy cerca, bajo el paso elevado que une las calles València y Huelva, junto al edificio de los jesuitas del Clot, hay desde hace años un asentamien­to irregular. Al menos siete personas duermen allí, con colchones, mantas y cartones. La imagen de desamparo que ofrecen es el contrapunt­o de los días olímpicos, cuando Barcelona quería ser la ciudad de los prodigios.

Cascotes sueltos, óxido, desconchon­es, grafitis, pintadas, suciedad, yerbajos entre las grietas del pavimento...

 ?? XAVIER CERVERA ?? Suciedad, pintadas y vallas para impedir usar unas escaleras que no conducen a ningún sitio: así está el puente
XAVIER CERVERA Suciedad, pintadas y vallas para impedir usar unas escaleras que no conducen a ningún sitio: así está el puente

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