La Vanguardia

El repertorio infinito

La pícara falta por debajo de la barrera es la última joya de la colección privada de Messi

- CARLES RUIPÉREZ

Leo Messi ya es historia del fútbol pero sigue haciendo historia. Que sea el máximo goleador de todos los tiempos de la Liga (371) y el máximo asistente del campeonato (148 pases de gol) ya indica que es un futbolista sin par, único. No abarca sólo el área, sino que influye en todo el césped. Si tiene cinco Balones de Oro es porque sin falta una vez a la semana, y a veces dos, lidera al Barcelona con juego y goles. De ahí que también tenga el récord de haber batido a más rivales en Primera: 36, contando al Girona.

Esta semana ha derribado dos barreras. Se quitó la espina de Stamford Bridge y el Chelsea y borró el mal sabor de boca que le dejó el marcaje al hombre de Maffeo en Montilivi. Y seguro que ya piensa en el Las Palmas y en el Atlético.

Pero ocurre con Messi que más que el cuánto importa el cómo y el dónde. Autor de goles estratosfé­ricos, el argentino destaca por una inventiva para crear jugadas nunca vistas pero también por una capacidad para repetir grandes dianas que han quedado registrada­s en los álbumes de oro.

A la primera categoría pertenecen sus vaselinas marca de la casa, el remate con el pecho al Estudiante­s, la falta a Courtois a la escuadra del palo contrario, la volea tras superar a Almunia con un sombrero o el regate a Boateng. El segundo apartado, el de la colección de joyas, incluye el gol maradonian­o al Getafe, el penalti indirecto de Cruyff, el lanzamient­o a lo Panenka, el mítico regate de Puskas a Bill Wright en Wembley o el defensa del Madrid impactando en el poste, llámese Juan José o Cannavaro. La última obra maestra fue la pícara falta por debajo de la barrera que le vio hacer a Ronaldinho, uno de sus padrinos.

Entre las grandes delicatess­en del fútbol le falta una chilena (ninguna para el barcelonis­mo como la de Rivaldo contra el Valencia en el 2001), un gol desde el centro del campo –como el de Pelé pero que sí entre– o uno olímpico. Sin ir más lejos, ayer Natasha Andonova, del femenino barcelonis­ta, marcó directamen­te desde el córner.

Pero a veces Messi marca hasta sin marcar. Las crónicas del Bernabeu destacan que Cristiano Ronaldo, en un alarde de generosida­d, cedió un penalti a Benzema contra el Alavés. Ese gesto de compañeris­mo ya lo tuvo Leo en el 2010 con Ibrahimovi­c en Zaragoza (1-4) y con Neymar en el 2015 en Córdoba (0-8).

En el 2007 se decidió abrir una votación popular para que la gente eligiese las nuevas siete maravillas modernas, porque de las de la antigüedad sólo quedaba en pie la pirámide de Guiza. Ganaron la Gran Muralla china, la ciudad de Petra en Jordania, el Cristo Redentor de Río, las ruinas del Machu Picchu, la pirámide de Chichen Itzá, el Coliseo de Roma y el Taj Mahal. Igual con Messi habría que hacer lo mismo: lanzar una encuesta para que los aficionado­s voten los grandes imperdible­s del genio argentino. Pero todavía no. Porque la temporada no ha acabado, luego viene el Mundial de Rusia, sólo tiene 30 años, además acaba de renovar hasta el 2021... y el repertorio es infinito.

MUCHOS Y BELLOS

Es el máximo anotador de la Liga y el mejor pasador pero con el argentino importa más el cómo que el cuánto

HISTORIA VIVA

Tan pronto inventa el gol de pecho o el salto de Roma como calca golazos de Maradona, Cruyff y Panenka

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MANÉ ESPINOSA Momento en el que Messi chuta la falta rasa y Granell, Ramalho y Bernardo, que formaban parte de la barrera del Girona, saltan

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