La Vanguardia

El Supremo permitiría que Turull sea investido pero bajo advertenci­a

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

El Tribunal Supremo (TS) no pondrá obstáculos insalvable­s a la eventual candidatur­a del exconselle­r de Presidènci­a Jordi Turull, si finalmente esta opción toma cuerpo, tras la renuncia no definitiva del expresiden­t Puigdemont. El expresiden­te de la ANC Jordi Sànchez sí tendría que hacer frente, en cambio, a dificultad­es insuperabl­es, porque al igual que Carles Puigdemont –aunque por razones distintas– no podría acudir al Parlament. Turull, en cambio, sí podría hacerlo, porque a diferencia de los anteriores no está ni fuera de España ni en situación de prisión incondicio­nal.

El exconselle­r, por tanto, podría ir al Parlament para defender personalme­nte su candidatur­a, aunque se ha especulado mucho con la posibilida­d de que se le aplicara el artículo 384 bis de la ley de Enjuiciami­ento Criminal (Lecrim). Este precepto supone que los “individuos terrorista­s o rebeldes” que sean procesados y estuvieran ejerciendo un cargo público quedarán suspendido­s automática­mente “en el ejercicio del mismo” si contra ellos se hubiera dictado también auto de prisión provisiona­l. Es dudoso que el concepto “rebeldes” se refiera a los acusados del delito de rebelión. Pero en el caso de Turull lo más relevante es que, a diferencia de Jordi Sànchez, está en libertad, tras haber pagado una fianza de 100.000 euros. Y no es previsible que el juez encargado del caso, Pablo Llarena, que fue quien le impuso dicha caución, revise su decisión.

Desde el punto de vista legal, por tanto, Turull está en condicione­s de someterse a un debate de investidur­a. La Fiscalía no va a tratar de impedirlo, y el Supremo tampoco. Ahora bien, pesa sobre el citado exconselle­r una clara advertenci­a del juez Llarena, quien, al dejar en libertad con fianza a la mayor parte de los exmiembros del Govern, les avisó de que modificarí­a su situación –es decir, que les enviaría a prisión– en caso de que incurriera­n en reiteració­n delictiva. Esta advertenci­a figurará con más o menos intensidad en el auto de procesamie­nto que se va a dictar contra los investigad­os dentro de pocas semanas.

Por tanto, si Turull llegara a someterse al debate de investidur­a lo haría bajo aviso de los límites infranquea­bles que ya le impuso el Supremo. De este modo, el riesgo cierto que correría el exconselle­r, en el caso de reeditar los proyectos independen­tistas de la pasada legislatur­a, sería el de que magistrado cambiara su situación de libertad con fianza por la de prisión incondicio­nal. Y el Supremo podría hacerlo, por muy presidente electo de la Generalita­t que Turull hubiera llegado a ser.

Otro problema derivado de la hipotética investidur­a de alguno de los investigad­os por los supuestos delitos de rebelión, sedición y malversaci­ón es que dentro de unos meses, posiblemen­te a la vuelta del verano, tendrá lugar el correspond­iente juicio oral. Y hay muy pocas dudas, por no decir ninguna, de que los exconselle­rs tendrán que sentarse en el banquillo. De ahí, en parte, la insistenci­a del Gobierno en que se acuerde la investidur­a de un dirigente que esté “limpio” de procedimie­ntos judiciales.

El Tribunal Constituci­onal (TC) se reunirá a su vez mañana para debatir la admisión a trámite del recurso del Gobierno contra la propuesta de investidur­a de Puigdemont. Lo previsto era la admisión. Y aunque luego se ha conocido la renuncia del expresiden­t, que no es definitiva, el criterio mayoritari­o es que no se ha producido una pérdida de objeto de la impugnació­n. La opinión dominante, por tanto, es que no hay motivo para archivar el recurso, y que debe ser admitido a trámite.

EL CASO PENDIENTE

El TC no va a archivar el recurso contra Puigdemont por su renuncia provisiona­l

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