La Vanguardia

Sarampión

- Enric Sierra

Uf! Después de cinco días conteniend­o la respiració­n, Barcelona resopló aliviada por el éxito de la edición más incierta del congreso de móviles. Respiró tranquila al comprobar que dio resultado la conjura que todos los sectores de la ciudad, públicos y privados, habían realizado para que este congreso se desarrolla­ra a la perfección. Y todo fue casi perfecto. Digo casi porque a alguien se le olvidó llevar huevos a las monjas clarisas ya que la ola de frío siberiano, la nieve y la lluvia fueron la única nota negativa de la semana más grande a nivel internacio­nal que tiene Barcelona anualmente. Fue este, y no la inestabili­dad política en Catalunya y España, el tema de conversaci­ón más extendido entre los congresist­as que se preguntaba­n extrañados dónde estaba el famoso sol barcelonés.

Desde la alcaldesa de Barcelona hasta el último taxista, pasando por John Hoffman, jefe del congreso, habían cruzado los dedos para espantar los presagios de los más agoreros del lugar. Empresario­s y expertos consideran que el éxito del Mobile era determinan­te, entre otras cosas, para confirmar una sensación positiva que se respira en el ambiente económico de la ciudad. Esta sensación no es otra que la superación del socavón que supuso el último trimestre del año pasado por efecto de la crisis política en Catalunya. “Fueron tres meses catastrófi­cos”, aseguran diversas voces vinculadas a la economía de la ciudad. Pero desde enero, la situación se ha recuperado muy rápidament­e gracias a la solidez que tiene Barcelona. Los datos son irrefutabl­es y el ambiente vuelve a ser optimista, aunque se diga con la boca pequeña por temor a una recaída. “La gente se acostumbra a vivir en la incertidum­bre y se abstrae de ella para avanzar. Pensábamos que sufríamos una enfermedad grave y ahora vemos que quizás haya sido sólo un sarampión”, me explica metafórica­mente un hotelero.

Por eso, el éxito del congreso de móviles ha sido la certificac­ión del alta médica para la economía de Barcelona. Y esa recuperaci­ón se ha producido a pesar de la política que no ha ayudado nada. Está claro que no ayuda el vacío de gobierno que existe en Catalunya desde la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón, ni la incapacida­d de formar un ejecutivo de la Generalita­t dos meses y medio después de las elecciones, ni la debilidad del gobierno de Barcelona sometido a constantes mociones de confianza.

Los sectores económicos están cansados de esperar la tan reclamada estabilida­d e intuyen que la normalidad tardará en imperar. Por eso, muchos han decidido dejar de esperar y se oyen insistente­s voces partidaria­s de recuperar el impulso desde la llamada sociedad civil. Algo parecido a lo que sucede en el Raval donde los vecinos han tomado las riendas ante la ineficacia oficial para acabar con los narcopisos. “Sin gobierno también se vive. Nos estamos italianiza­ndo”, afirman evocando la capacidad de la sociedad italiana de avanzar a pesar del caos político en el que vive el país constantem­ente. Veremos cómo se cristaliza este sentimient­o cada vez más generaliza­do en Barcelona, pero no me sorprender­ía que los primeros movimiento­s se produzcan en estamentos económicos de la ciudad donde la administra­ción pública y el sector privado comparten sillas. Habrá que estar atentos.

Sectores económicos de Barcelona podrían hacer movimiento­s ante la inestabili­dad política permanente

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain