Mataró busca frenar la fuga de empresas
Los promotores se quejan de que la normativa urbanística provoca que decenas de negocios se vayan a otras localidades
Los promotores industriales llevan años advirtiendo de que en Mataró la normativa que rige los polígonos industriales provoca la fuga de decenas de empresas. La normativa impide la instalación de nuevas actividades que no pueden obtener la licencia y se ven obligadas a trasladarse a otras poblaciones . Una evasión de riqueza inconcebible en una ciudad con un índice de paro que supera el 15%.
“Hemos detectado el problema” asumen desde Urbanismo. En abril aprobarán la modificación del planeamiento urbanístico de los polígonos industriales de Mataró, que dispone de 285 parcelas de suelo productivo repartidas en seis polígonos, que suman 91,53 hectáreas, de las que un 19,10% no tiene actividad. En cada parcela se pueden instalar varias empresas, sin embargo, según critican los afectados, “en cada una sólo permitían una única actividad por lo que “nos hemos visto obligados a desplazar una treintena de empresas fuera de Mataró, pese a tener espacio”. En paralelo, aseguran que una quincena de nuevas empresas están pendientes de una licencia que “se eterniza”.
“En el 80% de las parcelas de Mataró sucede esto”, apuntan los profesionales, que claman por una modificación urgente. Uno de los promotores, que quiere preservar el anonimato, pone como ejemplo que “en los polígonos de Mataró no se puede montar ni un restaurante”. En los de Terrassa o Vilassar aseguran que les reciben “con los brazos abiertos” y en otros, como en Vic, “prácticamente te eximen de tasas, lo único que quieren es crear empleo”.
Los polígonos industriales de Mataró “estaban pensados para industrias grandes” sin tener en cuenta otros sectores. El terreno industrial deberá organizarse de “forma más lógica por usos y número de actividades por parcela”, apunta Xavier Alemany, director de los servicios de Urbanismo del Ayuntamiento, de forma que “pueda haber el máximo de actividades en cada parcela”. Con la nueva normativa, también se pretende evitar “la desertización del centro urbano”, advierte Mireia Ràfols, jefa de desarrollo económico, ya que muchas pequeñas empresas, talleres y oficinas se encuentran más cómodos en los polígonos con espacios de 200 m².
La promoción de la pequeña actividad económica compatible con las viviendas es otra de las asignaturas pendientes. “Las que precisen menos de 200 m² las derivaremos al casco urbano”, apunta Ràfols.