El catálogo del ejecutor
Messi inclina el campeonato con su tercer gol de falta directa en tres partidos
No eran los 22 metros de distancia, el doble de un penalti, la única complicación. Entre el balón y la portería defendida por Oblak, el portero menos goleado del campeonato, se interponía una barrera de seis aguerridos jugadores con la misión de interceptar el lanzamiento. Messi ofició el ritual. Acomodó el esférico con mimo sobre el césped y se colocó en posición. Lanzó una mirada de concentración al objetivo, inspiró hondo, mientras el estadio contenía la respiración, y avanzó hacia el cuero. El golpeo con la izquierda resultó perfecto, con la potencia exacta. La bola describió una parábola maravillosa que Diego Costa siguió con la vista como si pasara un ovni, salvó la barrera y se introdujo por la escuadra izquierda de Oblak. El esloveno se lanzó como un felino sobre la presa y llegó a tocar, pero el destino estaba escrito desde el impacto de la bota con la pelota.
Messi restituyó la autoridad del Barcelona en el campeonato con un lanzamiento antológico que significó su tercer gol de falta en tres partidos consecutivos disputados en una semana. Anotó contra el Girona con una resolución infrecuente, tirando por debajo de la barrera, cuyos jugadores saltaron y permitieron el paso del esférico. Repitió éxito en Las Palmas, esta vez mediante un obús que se incrustó sin sutilezas en la escuadra que debía defender Chichizola, aunque es justo argunes, mentar en defensa del portero que el proyectil era imparable. Con estos precedentes, ayer Oblak no sabía a qué atenerse. Leo optó por un lanzamiento convencional, pero ejecutado de manera magistral. La semana que puede decidir la Liga se resume en tres dianas de Messi en versiones diferentes que han concedido cuatro puntos al Barcelona.
“Yo, la verdad, no le digo cómo tiene que tirar”, explicó Valverde con una sonrisa. Especialista en todo, Leo no necesita instruccio- sino sólo una pelota para plantarla con sutileza. Con cinco tantos, esta temporada ha igualado su máximo registro de goles de falta en una Liga (también ha firmado uno en la Champions) y dispone de 11 partidos para batirlo. Pocos, desde la perspectiva del Atlético; demasiados para un Barcelona que ha iniciado la cuenta atrás doméstica y apunta al frente europeo. Con el de ayer, el equipo alcanza la cifra de 100 goles en la temporada y Messi la de 600 en su carrera (539 como blaugrana y 61 con Argentina).
“Si le quitamos la camiseta a Messi y le ponemos la del Atlético, seguramente ganamos 1-0”, juzgó Simeone, que lleva años sufriendo la tiranía de su compatriota, autor de 28 dianas contra el conjunto colchonero. Valverde replica: “Yo no sé lo que hubiera pasado, pero tampoco me lo quiero imaginar porque está con nosotros”.
El entrenador designó ayer al undécimo pasajero para el tramo culminante de la temporada. Con diez plazas definidas en un partido de máxima exigencia física, tensión y trascendencia decidió conceder la vacante a Coutinho postergando al banquillo a aspirantes como Dembélé o Paulinho. Es una apuesta significativa y el brasileño, aunque empezó por el costado derecho, mejoró con el cambio de banda ocasionado por la lesión de Iniesta, fue cogiéndole el tono al acontecimiento después de un comienzo dubitativo y acabó sin desentonar. Expresó entidad y vocación por los partidos grandes, y el de ayer bien podría tener el rango de final. Hasta que tuvo que retirarse, Iniesta firmaba una actuación soberbia, endulzando la pelota al gusto de todo el mundo, moviéndose por grandes extensiones de terreno con el sigilo de un fantasma.
Relevo natural del manchego, Coutinho tendrá en los próximos partidos la oportunidad de convencer y deleitar a un Camp Nou que se emocionó con el homenaje a Quini con la presencia del hermano, los hijos y el nieto del futbolista en el palco. “Gracias por tantas noches de brujería”, agradeció una pancarta en la grada de animación. “Quini, siempre recordado”, rezaba la enorme lona del club con una pose del jugador sonriente con la mítica camiseta Meyba de los ochenta.
EL HOMENAJE
El Camp Nou recordó el embrujo de Quini con una gran ovación, vídeos de sus goles y pancartas