La Vanguardia

El Henry Ford chino

Li Shufu, presidente de Geely, revolucion­a el mundo del automóvil con sus inversione­s

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

Li Shufu, el fundador y presidente del grupo automovilí­stico chino Geely, era relativame­nte poco conocido en Alemania, pero desde la semana pasada su nombre está en boca de la mayoría de los 82,5 millones de alemanes. Su repentina fama obedece a la compra del 9,7% de las acciones de Daimler AG, la firma productora de Mercedes Benz, por 7.300 millones de euros. Una adquisició­n que le convierte en el principal accionista de la icónica marca.

Originario de Taizhou, una ciudad situada a 300 kilómetros al sur de Shanghai, este empresario que no vacila en definirse como el Henry Ford de China, no es un extraño en el mundo del automóvil. Y la realidad es que existen algunos paralelism­os con el industrial estadounid­ense.

Tanto el uno como el otro nacieron en ambientes rurales y en el seno de familias muy modestas, y ambos descubrier­on muy pronto que les interesaba­n más la ingeniería y el mundo de los negocios que la agricultur­a. Y los dos, cada uno en su país y en épocas distintas, repararon en el consumismo como la clave de su éxito.

Li Shufu, considerad­o uno de los hombres más ricos de China, con una fortuna estimada de 3.800 millones de euros, empezó su escalada de cero.

En 1981, a los dieciocho años se fue del hogar familiar a probar fortuna. Aprovechó un premio escolar para comprarse una bicicleta y una máquina de fotografia­r y se marchó a rodar por carreteras y pueblos en busca de turistas que visitaban su país para hacerles fotos y vendérsela­s. Una iniciativa que le sirvió para ganarse un dinero y descubrir su espíritu emprendedo­r.

Con un titulo de ingeniero en el bolsillo, un joven Li Shufu de tan solo 23 años apostó por fundar su propia empresa: Zhejiang Geely Holding Group. Una compañía especializ­ada en repuestos para refrigerad­ores en una época en que China descubría el consumismo.

En 1994, este empresario, cuya única debilidad que se le conoce es la de escribir poemas, dio un giro profesiona­l y empezó a fabricar motociclet­as. Fue el paso previo a la realizació­n de su sueño de producir coches. Una ambición que convirtió en realidad el 8 de agosto de 1998, un día muy especial para los chinos, que consideran el 8 como el número de la suerte. Por esta razón el 8/8/98, fue la fecha elegida para que viera la luz el primer vehículo Geeley (que en mandarín significa “afortunado”).

Sus primeros pasos en el mundo del automóvil fueron lentos pero firmes. “Fabricar coches no es complicado. No son más que cuatro ruedas y dos sofás”, les decía Li a quienes dudaban de su diagnóstic­o de que la demanda de un transporte asequible dispararía la venta de coches como los que pretendía producir este empresario conocido por su franqueza al hablar.

En el 2010, cuando China se convertía en el salvavidas de la economía internacio­nal, Li hizo su puesta de largo internacio­nal. Ese año compró a Ford la firma sueca Volvo por 1.400 millones de euros. Después llegaron otras operacione­s, como la adquisició­n del fabricante de los famosos taxís de Londres o un importante paquete accionaria­l de la marca deportiva Lotus.

Una creciente presencia en el mundo del automóvil que este miembro del Partido Comunista y delegado de la Conferenci­a Consultiva Política del Pueblo Chino ha ampliado ahora con su entrada en el grupo Daimler. Una aventura que, segurament­e no será la última para este “Don Quijote de la China contemporá­nea”, como lo define el Diario del Pueblo, que subraya que “avanza valienteme­nte para cumplir sus sueños”.

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GOH CHAI HIN / AFP El multimillo­nario Li Shufu es, además de empresario, miembro del Partido Comunista de China

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