Deshielo entre las dos Coreas.
Seúl y Pyongyang anuncian una cumbre y abren la vía a la desnuclearización
El líder norcoreano Kim Jong Un (derecha) saluda al delegado de Corea del Sur antes de anunciar que está dispuesto a entablar negociaciones con EE.UU. y a renunciar a su arsenal nuclear.
Corea del Sur es conocida como el País de la calma matinal, pero anoche era puro frenesí. Las dos Coreas anunciaron la celebración de una inesperada cumbre para finales de abril y Pyongyang notificó que estaba dispuesta a renunciar a su arsenal nuclear a cambio de recibir garantías sobre la seguridad de su régimen, y a entablar conversaciones con Estados Unidos. Unos pasos firmes e inesperados hacia la distensión, saludados por Donald Trump, que sugieren una segunda versión de la llamada Política del Sol que entre los años 2000 y 2008 propició una etapa de cooperación entre los dos países y la celebración de dos cumbres.
El anuncio se produjo al regreso de una delegación de alto nivel surcoreana que había viajado la víspera a Pyongyang con el fin de mantener el diálogo abierto tras la participación norcoreana en los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang. Una visita que incluyó una cena de más de cuatro horas con el líder norcoreano, Kim Jong Un, que respondió así al trato que recibió su hermana, Kim Yo Jong, cuando viajó al Sur para las olimpiadas, según la agencia Yonhap. El convite desen embocó en los citados acuerdos.
La reunión entre el presidente surcoreano, Mun Jae In, y Kim Jong Un se celebrará a finales de abril, según explicó en rueda de prensa Chung Eui Yong, el consejero de seguridad del primero y jefe de la delegación que viajó a Pyongyang. El encuentro tendrá lugar en la llamada Casa de la Paz, una instalación surcoreana situada en Panmunjon, dentro de la zona desmilitarizada, al sur de la frontera intercoreana.
Esta cumbre será la tercera que reunirá a los máximos dirigentes de las dos Coreas, pero la primera que se celebrará en el Sur, ya que las dos anteriores tuvieron lugar Pyongyang en los años 2000 y 2007. Esta decisión era ayer valorada de forma positiva por algunos analistas surcoreanos. “Vale la pena señalar que la decisión de celebrar la cumbre en Panmunjon, en el lado surcoreano de la frontera, muestra la personalidad y la decisión de Kim Jong Un”, indicó Cheong Song Chang, del instituto Sejong.
Si esta cumbre se lleva finalmente a cabo, supondrá la puesta de largo internacional del joven líder norcoreano, que hasta ahora no se ha entrevistado con ningún jefe de Estado extranjero. Para Kim Jong Un no sólo supondrá pisar por primera vez suelo surcoreano sino que le permitirá consolidar su imagen como líder nacional y equiparase a su abuelo, Kim Il Sung, y a su padre, Kim Jong Il.
El encuentro entre Mun y Kim irá precedido, sin embargo, de una conversación telefónica entre los dos líderes. Un contacto que servirá para inaugurar una línea directa entre los dos mandatarios “para desactivar las tensiones militares y coordinarse más estrechamente”, según Chung.
La cumbre no fue, sin embargo, el único compromiso alcanzado por los altos funcionarios surco-
LUGAR SIMBÓLICO La cumbre se celebrará a finales de abril en la Casa de la Paz, en la frontera intercoreana
DESARME ATÓMICO Corea del Norte dice que renunciará al arma nuclear si se garantiza la seguridad del régimen
reanos en Pyongyang. Chung Eui Yong reveló que Corea del Norte también había “expresado su voluntad de desnuclearizar la península coreana”. Precisó que el Norte había dicho claramente que “no hay ninguna razón para poseer armas nucleares si las amenazas militares contra el Norte desaparecen y se le garantiza la seguridad de su régimen”.
El asesor en temas de seguridad del presidente surcoreano señaló asimismo que “el régimen de Pyongyang también mostró su voluntad de entablar negociaciones sinceras con EE.UU. sobre la desnuclearización para normalizar las relaciones entre el Norte y EE.UU.”. Una condición que impuso en su día Mun Jae In para concretar una cumbre intercoreana y que abre paso a una futura desnuclearización en la región.
Y el Norte también habría dejado claro a sus interlocutores del Sur que no realizaría más provocaciones estratégicas. Kim Jong Un se comprometió a no llevar a cabo más pruebas nucleares, ni a lanzar misiles balísticos, mientras continúe el diálogo. Otras de las condiciones que había impuesto Washington para iniciar conversaciones con Pyongyang.
El régimen norcoreano no impuso a sus visitantes del Sur ninguna condición específica para sentarse a negociar. No obstante, habría recalcado su aspiración a “ser tratado de forma seria como interlocutor”, añadió Chung.
La reacción al otro lado del Pacífico no se hizo esperar. “¡Veremos que pasa!”, tuiteó Donald Trump, al conocer la noticia. El inquilino de la Casa Blanca no dudó en saludar la iniciativa: “Por primera vez desde años, todas las partes implicadas han hecho un esfuerzo serio”, escribió. “¡El mundo observa y espera! Quizás son falsas esperanzas, pero EE.UU. está dispuesto a comprometerse totalmente sea cual sea la dirección elegida”.
Por el momento, Corea del Sur prosigue su labor de mediación entre Corea del Norte y la comunidad internacional. Hoy, Chung, acompañado del jefe de los servicios de inteligencia, Suh Hoon, volará a Washington para dar cuenta de su viaje a Pyongyang. Después, Chung visitará China y Rusia y Suh se desplazará a Japón. Se trata de mantener informados a todos los países que en la pasada década participaban en las conversaciones para la desnuclearización de la región, que se estancaron en el 2008. Y es que lo que empezó como diplomacia deportiva lleva camino de convertirse en la puerta a una península coreana sin armas nucleares. Kim tiene la última palabra.