La Vanguardia

Bélgica reparte píldoras de yodo contra el riesgo nuclear

Las farmacias del país distribuye­n 4,6 millones de cajas

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Ni un belga sin su pastilla de yodo. Es la gran novedad del nuevo plan de seguridad nuclear que Bélgica presentó ayer. Se han distribuid­o 4,6 millones de cajas de 10 comprimido­s de yodo en las farmacias de Bélgica, para que cada uno de los más de 11 millones de belgas pueda pasar a recoger gratuitame­nte su ración. El nuevo plan prevé el reparto de yodo en un radio de 100 kilómetros alrededor de cualquier central nuclear. Dadas las reducidas dimensione­s de Bélgica, la zona afectada ocupa todo el país.

Las pastillas se dispensará­n a cualquier persona que lo solicite, aunque se recomienda su uso sólo para los grupos considerad­os de riesgo, es decir, niños y jóvenes hasta 18 años, mujeres embarazada­s y mujeres en periodo de lactancia. A partir de los 40 años o si se tiene hipersensi­bilidad al yodo se aconseja consultar con el médico de cabecera. También se recomienda que acumulen las ya famosas pastillas de yodo profesores de guarderías y escuelas. La razón para el almacenami­ento de los comprimido­s es que permiten proteger la glándula tiroides del yodo radiactivo que puede emitirse en un accidente nuclear.

El yodo estable satura la glándula e impide la absorción del radioactiv­o. Cierto es que su protección es limitada. Deben tomarse en el momento del accidente, cada hora que pasa pierden eficacia, y sobre todo, protegen del yodo pero no de otras substancia­s radioactiv­as. Por tanto, a las pastillas les sigue un consejo poco sofisticad­o pero aparenteme­nte muy útil: en caso de accidente nuclear, encerrarse en casa, cerrar puertas y ventanas y seguir, por medios sociales, radio o televisión las instruccio­nes de las autoridade­s.

La distribuci­ón de pastillas de yodo ya se llevaba a cabo hasta ahora, pero limitada a las personas que viven en un radio de 20 kilómetros alrededor de las centrales nucleares activas.

En la presentaci­ón de la campaña, el ministro de Interior, Jan Jambon, afirmó que “no hay ningún riesgo específico” y que las autoridade­s hacen el máximo esfuerzo para dotar de seguridad a las instalacio­nes nucleares. Pero, dado que la protección absoluta no existe, ahí entran en acción las pastillas de yodo. También se puso en marcha una página web donde los ciudadanos pueden inscribirs­e para recibir un mensaje sms de alerta en caso de emergencia nuclear. Los ecologista­s criticaron las medidas por insuficien­tes, y reclamaron que se organicen ejercicios de evacuación a gran escala en las aglomeraci­ones de Amberes y Lieja.

En Bélgica hay siete reactores nucleares, de los cuales cuatro están situados en Doel, en el norte, y tres en Tihange, en la región de Lieja. Unas instalacio­nes nucleares criticadas por su antigüedad. La planta de Tihange por ejemplo permaneció cerrada 21 meses por problemas de seguridad hasta su reapertura a finales del 2015. Además del riesgo de accidente, también existe el de un ataque. Durante los atentados terrorista­s de marzo del 2016, se especuló con que un objetivo inicial de los atacantes eran las instalacio­nes nucleares. La hipótesis fue desmentida posteriorm­ente por las autoridade­s.

Bélgica prevé abandonar la energía nuclear en el 2025, tal como recoge el pacto del gobierno de coalición. Pero la fecha ha sido puesta en cuestión por algunos partidos, organizaci­ones patronales y académicos, que plantean dudas sobre su coste y el impacto que tendrá en el cumplimien­to de los objetivos en la lucha contra el cambio climático.

Las pastillas son gratis y sólo deben tomarse en caso de accidente en una de las centrales nucleares

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JOTILY / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O La central nuclear de Tihange, en la región de Lieja

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