Mueren 39 personas al estrellarse un avión militar ruso en Siria
No fue un acto de guerra, sino probablemente un fallo técnico, lo que provocó ayer la caída de un avión de las fuerzas aéreas rusas desplegadas en Siria. Un Antónov-26 (An-26), dedicado principalmente al transporte de carga, se estrelló por la tarde cuando intentaba aterrizar en la base aérea de Jmeimim, cerca de la ciudad de Latakia, en la costa del Mediterráneo. El Ministerio de Defensa ruso confirmó la muerte de 33 pasajeros y seis miembros de la tripulación, todos personal militar.
Un portavoz de Defensa aseguró a las agencias de noticias rusas que la catástrofe no fue fruto de ningún sabotaje o ataque de fuerzas enemigas. El accidente se atribuye más a un fallo técnico, según indican los datos preliminares, aunque para saber lo que sucedió con exactitud habrá que esperar a las conclusiones de una comisión creada especialmente para investigar lo ocurrido.
El accidente se produjo a las tres de la tarde (13 horas en Barcelona). El An-26 se aproximó a la pista, pero se estrelló contra el suelo 500 metros antes de alcanzarla.
Según el canal Mash, el An-26 formaba parte de la flota del sexto ejército de la aviación rusa, incluido en la región militar oeste, con sede en San Petersburgo, y era uno de su aviones destinados en Jmeimim desde que en el otoño del 2015 Rusia se involucró en la guerra civil del país árabe para apoyar desde el aire al Gobierno de Damasco. El avión había partido de la base militar de Kuweires, cerca de Alepo. Hizo dos paradas antes de dirigirse a Jmeimim.
El An-26 es un avión polivalente, diseñado para transporte de mercancías a pequeña o media distancia hasta un máximo de 24 toneladas. También puede llevar pasajeros, ya que tiene una fila de asientos plegables a los lados. Puede alcanzar una altura de 6.000 metros y su velocidad máxima es de 500 kilómetros por hora.
Este es el quinto avión que, por unos u otros motivos, pierde la aviación rusa en Siria. El primer incidente ocurrió en noviembre del 2015, al poco de comenzar la intervención de Moscú en la guerra. Unos cazas turcos derribaron un Su-24 ruso, uno de los pilotos falleció y otro fue rescatado, en un incidente que bloqueó las relaciones entre Moscú y Ankara durante medio año. En agosto del 2016, un helicóptero ruso con cinco personas a bordo fue derribado cerca de Idlib. En diciembre de ese mismo año, un Tu-154 que llevaba a Siria 92 personas, incluida una orquesta militar, se estrelló tras despegar de Sochi. El último incidente se produjo en febrero del 2018, cuando un Su-25 fue derribado en la provincia de Idlib. Los pilotos lograron eyectarse, pero murieron posteriormente tras enfrentarse a fuerzas rebeldes.