La Vanguardia

Italia favorece la inercia de Rajoy

- Enric Juliana

Aún es pronto para calibrar los efectos del terremoto electoral italiano en Europa. El titular principal es contundent­e y no admite rebajas: dos movimiento hostiles a Bruselas acaban de ganar las ganar las elecciones legislativ­as en el país que representa la tercera economía de la Unión.

Grecia no podía desestabil­izar Europa. Italia, sí. Con un sistema bancario que contiene muchos misterios, con una economía sumergida que supera el 20% del producto interior bruto, con unas redes criminales que manejan miles de millones de euros y con una brecha entre norte y sur que no cesa de crecer –así lo demuestra el resultado electoral del domingo–, una Italia fuera de control podría ser mortal para el futuro de la Unión.

Rusia está contenta con la svolta italiana. China está preocupada. Lo explicaba ayer el diario La Stampa de Turín, el periódico italiano que más atención presta al contexto internacio­nal. Una brecha profunda en el sur de Europa podría ser altamente útil para la estrategia de zarandeo de Vladímir Putin. La Liga de Matteo Salvini, un demagogo de pulsión fascista que acaba de cosechar el 18% de los votos, tiene buenos contactos en Moscú, de la mano de Marine Le Pen. Es una historia que viene de lejos. En la última guerra balcánica (Kosovo), la Liga Norte tomó posición a favor del régimen de Slobodan Milosevic. El Movimiento 5 Estrellas es más autárquico, no se sabe muy bien cuál es su línea internacio­nal, pero todo lo que se mueva contra Bruselas hoy tiene bonus en Moscú. La historia siempre tiende a repetirse, ni que sea de manera grotesca. Italia ya fue muy importante para la Unión Soviética durante la guerra fría. El Partido Comunista Italiano –distante del Kremlin desde la invasión de Praga en 1968– llegó a ser el más importante de Occidente.

En Pekín, refiere La Stampa, el resultado electoral italiano no ha gustado. Los dirigentes chinos no quieren obstáculos a la globalizac­ión ni más problemas estratégic­os para las rutas comerciale­s del Mediterrán­eo.

La incertidum­bre política italiana beneficia claramente los intereses inmediatos de Mariano Rajoy. La estabilida­d española gana valor. Rajoy es hoy el hombre de fiar en el sur de Europa para los poderes de Bruselas, París y Berlín. El socio previsible que jamás da sorpresas. El hombre que nunca ha tensado las cuerdas con el centro director europeo. El lunes, apenas conocidos los resultados de las elecciones

La estabilida­d española gana valor en Bruselas tras la victoria del populismo italiano

italianas, Rajoy efectuó un encendido elogio del acuerdo de coalición entre conservado­res y socialdemó­cratas en Alemania. “La política alemana es un ejemplo de responsabi­lidad para toda Europa”, dijo. El mensaje no podía ser más elocuente.

El presidente español tiene otro motivo de satisfacci­ón. Asiste a la caída de Matteo Renzi, un personaje que siempre ha detestado (la antipatía ha sido mutua). Renzi intentó varias veces marginar a Rajoy en el escenario europeo, para lograr una relación preferente con Berlín y París. Madrid respondió con la indiferenc­ia cuando Italia tuvo que hacer frente al desembarco masivo de refugiados desde las costas de Libia.

La incertidum­bre italiana, que viene acompañada de una gran fractura norte-sur, también afectará a la reverberac­ión europea de la cuestión catalana. Es fácil imaginar el enfoque bruselense: “¡Más problemas, no, por favor!”. A Rajoy no le faltarán apoyos del centro director europeo en los próximos meses.

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ELISABETTA VILLA / GETTY El ex primer ministro italiano Matteo Renzi
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