La Asturias de las desapariciones
El asesinato de una mujer y el paradero desconocido de otras dos inquieta en el Principado, pese a la versión oficial
La comunidad autónoma más femenina, Asturias, vive justo estos días de resaca de la sacudida feminista del 8 de marzo sumida en la angustia con nombres de mujer, los de Paz Fernández, Lorena Torre y Concepción Barbeira, que son, respectivamente, la asesinada en febrero en Navia y las dos desaparecidas este mes en los entornos de Gijón y Avilés. “¡Es demasiado, tres casos juntos!”, lamentaba ayer María Elena ante su casa cercana al embalse de Arbón, donde apareció el cadáver de Fernández, hallazgo que precipitó el viernes la detención del sospechoso de su muerte, Javier Ledo.
Éste llevaba semanas bajo vigilancia, circunstancia que sirve a las autoridades para insistir en que no hay relación entre los casos ni, por tanto, ningún asesino en serie campando por el Principado con tres víctimas en su haber. “Será una casualidad, pero las mujeres están asustadas, mi esposa también”, comentaba ayer Jaime, un voluntario de Protección Civil que participaba en la búsqueda de Concepción Barbeira.
El 52,3% de la población de Asturias es mujer, según el Instituto Nacional de Estadística, frente al 51% de la media española. Esa tasa, la más alta de todas las autonosión mías, se explica por el envejecimiento y la mayor longevidad femenina. A 1 de enero de 2017 había 83.517 asturianas de entre 40 y 49 años, los que tenían Paz Fernández, Lorena Torre y Concepción Barbeira. Resulta perfectamente factible que, como sostiene el ministro del Interior, Ignacio Zoido, sus casos no tengan más en común que la simultaneidad. Pero, al haberse registrado en un lapso de 17 días y en los poco más de 100 kilómetros de costa que separan Navia de Gijón, la coincidencia no deja de ser muy llamativa.
“La chica a la que mataron aquí, en Navia, era de Gijón, que está al lado de Avilés, por lo que eran las tres de la misma zona. Cuando se supo que había tres desaparecidas nos dio mucho miedo, sobre todo cuando salió el ministro en televi- diciendo que no tenían nada que ver entre sí”, comentaba ayer con cierta sorna una vecina del casco histórico naviego, mientras a unos escasos metros la Guardia Civil custodiaba de nuevo a Javier Ledo en un registro en la vivienda en la que se estima que pudo haber asesinado a Paz Fernández.
A alguno de sus convecinos no les acaba de encajar que Ledo, con sus 160 centímetros escasos de estatura, pudiese transportar el cuerpo hasta el embalse de Arbón, que está unos kilómetros río arriba. Además, el sospechoso afirma que ni tiene carnet ni conduce, como declaró esta semana a El Comercio de Gijón dentro de la ofensiva mediática que desplegó para proclamar su inocencia, mientras veía inminente su detención. “Esperemos que la Guardia Civil acierte, porque después de señalarlo de esta manera, sería terrible que se equivocase”, apunta la propietaria de una tienda cercana, que apela en cualquier caso a la presunción de inocencia.
También alude a ella un naviego que, no obstante, está convencido de que como mínimo Ledo sabe mucho más de lo que dice y que, si tiene alguna responsabilidad, no habría actuado solo.
En Navia también se escuchaban referencias a presuntos antecedentes de violencia de género por parte del detenido, que ayer publicaba el diario La Nueva España. Entre tanto, con la vista puesta en la declaración judicial prevista para mañana del sospechoso, la Guardia Civil proseguía con la investigación, para la que resulta crucial la búsqueda de rastros de Paz Fernández en la vivienda de Ledo, que está casi al lado de la pensión en la que se había alojado la víctima, y a la que no llegó en la noche del 13 al 14 de febrero.
En aquella madrugada fue el desamparo del perro de la asesinada el que alertó de una desaparición que los vecinos no creían fortuita. En la playa de Santa María del Mar, en el municipio de Castrillón, se escuchaban ayer comentarios de similar índole, mientras más de 300 personas buscaban un día más a Concepción Barbeira, la cocinera del hospital de Avilés que el pasado día 2 no se presentó a su trabajo a primera hora de la mañana. “Aquí pensamos que alguien le hizo algo malo”, apuntaba la dueña de un negocio de la zona.
En la batida de ayer en Castrillón participaron algunos familiares de Barbeira, como lo hizo en Gijón el padre de Lorena Torre, la trabajadora de Alcampo cuyo rastro se perdió el día 1.
Según La Nueva España antes de desaparecer la mujer buscó información en internet sobre cómo quitarse la vida. El suyo es uno de los tres casos que conmocionan a Asturias.