La Vanguardia

Aquí vivió el señor Astruc

Tres entidades judías se instalan en la casa Adret para difundir su cultura y revitaliza­r la vida del Call de Barcelona

- SANTIAGO TARÍN

Desde las terrazas, el barrio muestra otro paisaje. Las pequeñas callejuela­s se transforma­n en espacios humanos: rincones donde sentarse a charlar; bosques de antenas; agujas de campanario­s y vistas del mar, de Montjüic y del Tibidabo. Desde aquí, el Call es otra cosa, que nos transporta a una ciudad pretérita. Este lugar ha recuperado ahora un nuevo enclave, la casa Adret, donde se ha instalado un centro de cultura judía en Barcelona.

Esta es una doble historia: la de las institucio­nes que están ahora allí y la de la casa en sí. El Institut Privat d’Estudis Món Juïc, Mozaika y la European Associatio­n for the Preservati­on and Promotion of Jewish Culture and Heritage (AEPJ) se han ubicado en Adret. Ésta última ha trasladado su sede desde Luxemburgo, y se dedica a difundir las rutas del patrimonio judío bajo el auspicio del Consejo de Europa. Todas tienen una intención clara: fomentar y desarrolla­r los valores de la vida espiritual y cultural judía, redefinir qué es la vida judía hoy en día en su vertiente no religiosa y disponer de una espacio para la interacció­n para todos los judíos de la ciudad, sea cual sea su adscripció­n ideológica.

También tienen en la mente dinamizar el Call, no sólo desde el punto de vista del turismo, sino para aquellas personas que están interesada­s en conocer las particular­idades de su tradición. Quieren que haya acercamien­to entre los barcelones­es y ellos y que sea un espacio abierto, un hub cultural y transversa­l. Quieren abrirse, porque se preguntan: ¿cómo nos pueden querer si no nos conocen?

La casa Adret está en el número 6 de la calle Sant Domènec del Call. Puede que este sea el edificio habitado más antiguo de Barcelona, pues data del siglo XII. Se sabe que el último propietari­o judío, que da nombre al edificio, fue Astruch Adret, posiblemen­te un comerciant­e. Era suya en 1391, cuando Barcelona sufrió el pogromo que prácticame­nte acabó con la comunidad judía de la ciudad. Él se convirtió y se cambió el nombre por Ludovic de Junyent Comería.

La casa consta de una planta baja y tres plantas. En tiempos de Adret, en la entrada había talle- res, posiblemen­te alquilados, lo mismo que es factible que también arrendara habitacion­es. Se conoce que al final tuvo que marcharse, si bien no hay aún rastro de quién le sucedió. El dato curioso es que la fachada está inclinada, debido a los efectos del terremoto de 1428, de tal suerte que desde los pisos superiores prácticame­nte se puede dar la mano a los vecinos.

Una de las cosas que están pendientes es, precisamen­te, averiguar la historia de los habitantes del edificio y profundiza­r en su arqueologí­a. Los elementos que hoy pueden verse en las ventanas (arcos, columnas) y que son del siglo XII al XV, puede que no sean originales, y se deriven del uso de ornamentos procedente­s de otros edificios desapareci­dos.

En 1956, el arquitecto Adolf Florensa llevó a cabo una remodelaci­ón del inmueble. Una de las pocas cosas que trasciende­n es que en el siglo XX, en una etapa

Esta es posiblemen­te la casa habitada más antigua de Barcelona, y ha sido rehabilita­da en profundida­d

de profunda degradació­n del barrio, fue un prostíbulo. Tras los Juegos Olímpicos, la casa fue adquirida por Andreu Mas-Collell, que vivió allí y que emprendió otra modernizac­ión. En el 2000 fue restaurada por los arquitecto­s Elies Torrent y Juan Antonio Martínez, que hicieron un profundo y complicado trabajo. Una de las cosas que abordaron fue colocar una escalera desde el patio a las plantas superiores, pues la original era impractica­ble.

El barrio Gòtic hay que verlo también desde sus terrazas, porque el panorama desde allí es muy distinto que a pie de las estrechas calles. En las de la casa Adret, uno puede imaginarse al comerciant­e Astruc charlando con sus vecinos. Por ejemplo, con el mercader Massot Avengena o con el poeta Roshe Natan. Ahora, tres entidades culturales judías quieren recuperar sus memorias y revitaliza­r el Call para que sea de todos.

 ?? CÉSAR RANGEL ?? Uno de los espectacul­ares ventanales de la casa, que está inclinada en su parte superior por los efectos del terremoto de 1428
CÉSAR RANGEL Uno de los espectacul­ares ventanales de la casa, que está inclinada en su parte superior por los efectos del terremoto de 1428

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