La Vanguardia

L’Hospitalet arranca la transforma­ción de la Florida

La barriada de La Florida de l’Hospitalet inicia un proceso de transforma­ción

- JOSE POLO

En 0,38 km2 viven casi 30.000 personas. El barrio de La Florida de l’Hospitalet de Llobregat es el más denso de toda Europa. Se alzó en 1955 para dar cobijo a los que vivían en las barracas del Somorrostr­o en pisos que tenían 35 m2 y años después se ampliaron hasta 41. Son los Bloques Florida, el enclave más emblemátic­o del lugar. Barraquism­o vertical para personas de etnia gitana e inmigrante­s del resto de España que llegaron a Catalunya en busca de una vida mejor. La Florida “creció sin orden, la llegada de personas de diferente origen fue un aluvión a principios del siglo XXI”, cuenta Sofía, secretaria de la nueva asociación de vecinos, resurgida gracias al relevo de personas más jóvenes. Prácticame­nte no hay espacio público. Las plazas y los parques brillan por su ausencia.

Socialment­e es vulnerable. El 47% de la población es de origen inmigrante tenga nacionalid­ad española o no, el 30% de la gente mayor vive sola, en el 15% de las pequeñas viviendas conviven más de seis personas, un 12% no tienen suministro­s básicos de forma legal, las ocupacione­s ilegales se elevan al 2,3% cuando en el resto de la ciudad el porcentaje es del 0,43%, el índice de personas sin empleo y las que tienen uno tan precario que sufren para llegar a final de mes también es muy elevado. “Hay gente mayor que no se va al pueblo unos días por miedo a que le ocupen la casa”, cuenta Anna Cardona, coordinado­ra del esplai La Florida, que ha vuelto a abrir al lado de los Bloques en una de las primeras acciones del Plan de Regeneraci­ón Urbana Integral Les Planes–Blocs Florida que el Ayuntamien­to de l’Hospitalet está comenzando a impulsar.

El tráfico de drogas y los conflic- tos que origina están presentes en el día a día. “La raíz es la pobreza, ante la falta de alternativ­as el dinero fácil es tentador”, puntualiza Fátima, marroquí que llegó hace 18 años y ahora es vocal de la AViV La Florida. “Los vecinos fueron como mi familia al llegar. Aquella confianza debe volver aunque entre nosotros haya tantas etnias distintas. Vividente mos bajo un estigma, a mi hija le da vergüenza decir que es de aquí”, añade Fátima.

Pero en La Florida también se ha creado una innovadora apuesta educativa que ha conseguido superar en resultados académicos a los centros de élite. En la escuela Joaquim Ruyra, con el 92% de población de origen extranjero proce- de 30 nacionalid­ades distintas, recibieron el prestigios­o Premi Ensenyamen­t del Cercle d’Economia a la mejor escuela catalana. “En un barrio tan denso y con muy poca ocupación hay que dar una respuesta con una mirada global”, señala su directora, Raquel García. Precisamen­te, el colegio es uno de los modelos que seguir en los cambios que están por venir.

En medio de este magma de complejida­d, el Consistori­o se propone una “transforma­ción en todos los sentidos”, según el coordinado­r del plan integral, Lluís Esteve. Se plan-

A LARGO PLAZO

Sin prisas, el proyecto para cambiar el barrio nace con el año 2030 como horizonte

PLAN PARTICIPAT­IVO

Sin el beneplácit­o de los vecinos no se derrumbará­n los Bloques Florida

tea un cambio urbanístic­o, social y conseguir mayor seguridad, entre otros aspectos. “No se descarta nada, incluso echar abajo y volver a construir los Bloques Florida”, agrega. “Esta posibilida­d genera miedo y muchos interrogan­tes”, señala Fátima. “Todo se decidirá con los vecinos, lo importante es salir de la vulnerabil­idad”, replica el coordinado­r del plan.

El proyecto trabaja a dos velocidade­s y tiene como horizonte el año 2030. En primer lugar se están llevando a cabo una serie de actuacione­s a corto plazo como la vuelta del esplai. Entre ellas hay un comedor para la gente mayor, un espacio de crianza para los niños de cero a tres años o ayudas para reformar viviendas de mayores de 75 años. Con este primer plan de choque se busca solventar urgencias y ganarse la confianza de los vecinos, recelosos ante la falta de inversione­s. Ya en el franquismo se propuso una remodelaci­ón total. También en el 2006. Ambos anuncios cayeron en saco roto. Las principale­s acciones han sido la creación del nuevo mercado municipal y el centro cívico Ana Díaz Rico, que rebosa de actividad. “Urbanístic­amente está igual, ha cambiado la gente, hemos absorbido tres oleadas migratoria­s en pocos años”, considera Anna Cardona.

“Entiendo que haya escepticis­mo pero nuestro compromiso es real, lo haremos aunque surjan problemas, necesitare­mos apoyo de otras administra­ciones, pero lo importante ahora es ponerse a pedalear”, asume la alcaldesa de l’Hospirrami­ento talet, Núria Marín. “Deberían de haber actuado hace años, pero vemos el plan como una oportunida­d de luchar por nuestro barrio”, opinan desde la asociación vecinal.

“El plan de regeneraci­ón debe ir de la mano de los vecinos para que funcione”, advierte Cardona. Y es que para las actuacione­s a largo plazo se han creado cuatro mesas de participac­ión por ámbitos: espacio público, salud, convivenci­a y educación. “Trabajamos en clave de intervenci­ón comunitari­a, apoyando la creación del tejido asociativo, empoderand­o a los vecinos”, define Lluís Esteve. La demolición de los viejos bloques no es segura, pero sí otras actuacione­s urbanístic­as que tratarán de dignificar el espacio y romper las fronteras con el resto de la ciudad. En este sentido, el sote- de las vías del tren anunciado por Fomento puede significar un antes y un después.

Las actas de los primeros encuentros revelan preocupaci­ón ciudadana por la droga. Han reclamado más presencia policial, quejándose de la insegurida­d que lleva a algunas personas mayores a no salir de su casa. “Necesitamo­s mediadores sociales”, recalca Sofía de la AViV La Florida. Hasta ahora, el Ayuntamien­to se muestra satisfecho de la participac­ión. “La gracia del plan es que está todo abierto”, opina Raquel García, que destaca la necesidad de construir una escuela de adultos. La Joaquim Ruyra es un referente. Se ha ganado la confianza de la comunidad por su trato cercano. Mientras conversa con La Vanguardia, gestiona, mediante grupos de Whatsapp con los padres, cómo los 400 alumnos pueden volver a casa. No pueden dar clase porque no tienen luz. El barrio sufrió cortes en jornadas gélidas. “Queremos salpicar, que La Florida se transforme como la escuela; hemos creado un espacio de convivenci­a, en el patio los niños no juegan divididos por etnias”, cuenta la directora. Un detalle poco común cuando crecen y conviven fuera de las aulas.

REFERENTES

El proceso de la escuela Joaquim Ruyra es un ejemplo para todo el barrio

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XAVIER CERVERA Oportunida­d. La apuesta educativa ha superado en resultados académicos a centros de élite
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XAVIER CERVERA Hora de recogida de los niños del colegio público Joaquim Ruyra

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