Nervios que se aproximan un milímetro al día
Cuando se saca el tumor de la mama, quedan desconectados vasos sanguíneos y también nervios del tórax que son los que hasta ese momento enviaban las señales al cerebro sobre esa parte del cuerpo. A través de ellos se siente la forma, el peso, el calor, el tacto, el dolor... El injerto de tejido abdominal (es la pieza más habitual) con la que se dará forma a la nueva mama también tiene sus vasos y sus nervios. La nueva técnica prepara también esos nervios procedentes del abdomen para empalmarlos con los del tórax, como se hace con los vasos sanguíneos. Si los nervios que quedan no son suficientemente largos, añaden injertos nerviosos procedentes de un banco de tejidos. Los nervios crecen un milímetro al día y poco a poco van fusionándose. La percepción de sensaciones de ese trozo de abdomen trasladado al pecho se parecerá a una mama en unos seis meses, según la experiencia de los cirujanos, aunque a veces las operadas empiezan a sentir en semanas.