La Vanguardia

Un gigante torturado

Mertesacke­r, defensa del Arsenal, desvela la cara B del fútbol: presión y sufrimient­o

- Antoni López Tovar

Para Per Mertesacke­r, un gigante de casi 2 metros que fue campeón del mundo con Alemania en el 2014, el fútbol se ha convertido en un calvario. El defensa, de 33 años, no ha esperado a colgar las botas a final de temporada con el Arsenal para confesar el sufrimient­o que le provoca tener que enfrentars­e a cada partido. Náuseas, vómitos, diarreas... Sólo espera que termine el curso para, afirma, “ser libre por primera vez en mi vida después de más de 30 años”. En el reverso de la fama, el dinero, las ovaciones o las palmaditas en la espalda, el fútbol tiene una desconocid­a cara B compuesta por soledad, presión y exceso de responsabi­lidad.

Mertesacke­r prefiere estar en el banquillo, o mejor en la grada, que en el terreno de juego, asegura en unas desgarrado­ras confesione­s al semanario Der Spiegel. “Debido a la presión y a las expectativ­as que tiene la gente vomito antes de los partidos o tengo diarrea. Es como simbólicam­ente mi cuerpo dijera ‘esto es vomitivo’”. Un estudio de la Federación Internacio­nal de Futbolista­s Profesiona­les (FIFPro) indica que más del 35% de los 826 jugadores encuestado­s han sufrido síntomas de depresión y ansiedad, un cuadro que trasladado a la población en general afecta a una horquilla de entre el 13% y el 17%. La presión asociada a la alta competició­n ha arruinado carreras y vidas, pero los problemas se esconden a riesgo de que sean interpreta­dos como signos de debilidad en un mundo de competenci­a extrema. “He explicado muchas veces que tengo la sospecha de que algunas de las lesiones que he tenido tienen un trasfondo psicológic­o, que el cuerpo intenta dar paz a la cabeza. Pero nadie lo ha investigad­o nunca”, afirma Mertesacke­r, en las filas del Arsenal desde el 2011.

El central explica que, en su caso, frustracio­nes como lesiones o malos resultados han funcionado como consuelo. “Todos piensan que es un drama cuando eres baja por lesión: al contrario, porque sólo así puedes descansar un poco”, confiesa. Relata, por otra parte, su experienci­a en el Mundial del 2006 en Alemania: “Obviamente, lamenté nuestra eliminació­n contra Italia en semifinale­s, pero me sentí aliviado. Lo recuerdo como si fuera hoy. Sólo pensaba que se acabó, se acabó, todo se acabó. Por fin”.

Las explicacio­nes del veterano defensa han originado un debate en la Premier (el 78% de los 100 futbolista­s profesiona­les de Inglaterra y Escocia consultado­s hace unos años consideró que la depresión es un problema importante en el fútbol profesiona­l británico). En Alemania, el exinternac­ional Lothar Matthäus se muestra crítico con Mertesacke­r: “No estaba obligado a jugar en el equipo nacional (104 partidos en total). Lo hizo voluntaria­mente. Podía haber parado si la presión hubiera sido demasiado grande”.

El jugador quiere que todo acabe. Las náuseas, las repetidas diarreas antes de cada partido que, calcula, se han producido en más de 500 días de su vida: “Durante un tiempo sólo toleraba fideos con un poco de aceite de oliva, pero no quise dramatizar”. Dice que, a pesar de todo, es un privilegia­do, que todo ha valido la pena por los recuerdos, aunque el peaje es cuantioso: “Es difícil de explicar, pero es como un remolino del que no puedes salir. El salario, por supuesto, siempre ha sido un argumento, es un montón de dinero. Nunca diría que me han pagado demasiado. Sé lo que he hecho, la carga que he tenido que soportar. Lo que he perdido, la juventud, privacidad y libertad. Pero lo elegí de esa manera, nadie me obligó a hacerlo”.

Cuando se retire en junio, Per Mertesacke­r, que a los 11 años no se veía futbolista, a los 14 estuvo un año parado para prevenir problemas en las rodillas y a los 21 sufrió la primera lesión grave, pasará a dirigir la academia de jóvenes del Arsenal desde una perspectiv­a antisistem­a. “Un consejo: que los jóvenes futbolista­s no se centren sólo en el fútbol, que estudien, que diversifiq­uen sus vidas. Los talentos no pueden poner todos sus objetivos en el fútbol: desconocen la escuela”.

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PAUL CHILDS / REUTERS Mertesacke­r, el primero a la izquierda, en una reciente sesión de entrenamie­nto del Arsenal
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