La ballena que vino a morir a la playa de Montgat
El rorcual de 13 metros será incinerado porque su avanzado estado de descomposición no permite que le realicen una necropsia
El cuerpo de una ballena muerta apareció ayer en la playa de Montgat, frente a la estación de Montsolís. Un vecino alertó del hallazgo del cuerpo, que llegó a la costa arrastrado por el oleaje. El primer avistamiento se detectó en Badalona a primera hora de la mañana, según los avisos recibidos por la policía local, frente al club Bétulo, aunque entonces no se llegó a identificar qué era aquello de grandes dimensiones que flotaba en el agua.
Una vez varada en la costa de Montgat (Maresme) se pudo comprobar que se estaba ante un rorcual común pequeño, de unos 13 metros de largo y 12 toneladas de peso. Se trata del mamífero marino más grande que se encuentra en el Mediterráneo. Puede llegar a los 25 metros de longitud y en ocasiones se puede observar desde la costa. Es una especie en peligro de extinción, que también se conoce como ballena aleta. En esta época del año realiza las migraciones para alimentarse y reproducirse.
El avanzado estado de descomposición del animal dificulta la necropsia que permitiría determinar las causas de la muerte, por lo que el cuerpo se tratará como un residuo biológico y será incinerado. A la zona, se desplazaron agentes rurales, técnicos municipales y de la unidad Seprona de la Guardia Civil.
Según el estudio de la asociación barcelonesa Edmaktub, el avistamiento de las que son las mayores ballenas del Mediterráneo, los ejemplares de rorcual común, se ha duplicado los últimos años. Desde finales de febrero hasta principios de junio del 2017 fueron más de 300 las ballenas avistadas en el litoral. El pasado 15 de febrero se recibía el primer aviso de la temporada. Un pesquero de la cofradía de Cambrils detallaba las coordenadas de un mamífero a 21 millas de la costa, 40 kilómetros al sur de Tarragona. Al día siguiente hubo un segundo avistamiento en la misma zona.
Los estudiosos de las ballenas advierten que estas no están de paso por la costa catalana, sino que navegan por la franja litoral por la abundancia de kril, un pequeño crustáceo de 2 o 3 centímetros que se alimenta de algas, y que es su principal alimento. Los rorcuales cada año realizan la misma ruta de migración estacional hacia la Costa Azul y las islas de Córcega y Cerdeña. Son ballenas de hasta 25 metros de longitud que pueden llegar a pesar 70 toneladas y que en primavera inician su viaje desde el estrecho de Gibraltar hasta el golfo de León.
Las zonas donde más avistamientos de ballenas comunes se realizan son las costas del Garraf, pero los expertos aseguran que uno de los mejores miradores es el Cap de Creus, desde donde se pueden observar los resoplidos seguidos de una cortina de agua de hasta seis metros de alto, para después sumergirse hasta tres minutos. Las ballenas son los animales más afectados por el tráfico marítimo y pueden quedar malheridos por el impacto de embarcaciones, muchos de los cuales son mortales.
En los últimos años se han multiplicado los avistamientos de rorcuales, una especie en peligro de extinción