Uber vuelve a Barcelona con el taxi en pie de guerra
La empresa arranca hoy con 120 coches de alquiler con conductor profesional (VTC) El sector denuncia que las 920 licencias concedidas superan el límite legal
Cuatro años después de su primer desembarco en Barcelona, Uber regresa hoy a la capital catalana. En esta ocasión lo hace con UberX, su servicio de vehículos de alquiler con conductores profesionales (VTC), muy distinto a UberPop, que operan particulares sin autorización administrativa y que, aquí, desató una fortísima oposición del sector del taxi, llegó a los tribunales y sólo duró unos cuantos meses del 2014. Ahora, la plataforma californiana, presente en más de 600 ciudades de todo el mundo, vuelve con
CAMBIO DE ACTITUD “Esta vez queremos hacer las cosas bien”, asegura el director de la compañía en España
la modalidad que ya ofrece en Madrid, pero que también es firmemente contestada por los taxistas, que la consideran competencia desleal. El arranque es modesto. Inicialmente con 120 coches y tarifas un 15% inferiores de media. Pero la intención de la compañía es crecer y tener una flota mucho más grande. En el taxi hay mucho malestar. El conflicto tiene todos los visos de recrudecerse.
“Barcelona es una ciudad muy especial para nosotros y esta vez queremos hacer las cosas bien, estamos convencidos de que podemos contribuir a mejorar la movilidad, formar parte de la solución a los problemas que plantea el tráfico”, destaca Juan Galiardo, director de movilidad de Uber en España. En la misma línea, la plataforma confía poder convencer al ayuntamiento de las bondades de su iniciativa. “El objetivo es compartido –prosigue–, se trata de que haya menos coches circulando, priorizar al peatón, al transporte público y al ciclista, y reducir la presencia del vehículo privado, pero para lograr esto último hay mucho por hacer, y aquí entramos nosotros”. La plataforma asegura que su intención es colaborar con los responsables municipales e impulsar proyectos conjuntos, como Uber Movement, una herramienta para compartir los datos de tráfico basados en los trayectos que realiza con la que, añade, “pretendemos ayudar a las ciudades a tomar decisiones más eficientes”.
Sin embargo, la irrupción de Uber en Barcelona, que se suma a otras iniciativas similares como Cabify, colisiona con las últimas actuaciones del gobierno de la ciudad, que, haciendo suyas las demandas de los taxistas, se dispone a restringir la actividad de los VTC mediante un nuevo reglamento metropolitano que creará una nueva autorización para operar y que se prevé que entre en vigor a finales de abril. Según las últimas cifras oficiales, en la provincia hay 920 vehículos de alquiler con conductor por 10.362 taxis, uno por cada doce. La administración local se propone que al menos se cumpla la ratio 1/30 fijada en la legislación estatal. E incluso intensificarla si las condiciones del tráfico (congestión) o atmosféricas (contaminación) lo recomendaran.
La compañía estadounidense recuerda que la proporción de un vehículo de alquiler por cada 30 taxis es la restricción máxima que fija la ley y que las comunidades autónomas pueden modificarla para hacerla menos restrictiva. En cualquier caso, insiste Galiardo, “vamos operar desde la más estricta legalidad”. Las empresas de VTC ya han avisado que el nuevo reglamento del Àrea Metropolitana entra en cuestiones que no son de su competencia, sino del Ministerio de Fomento y de las comunidades autónomas. Fuentes del sector del taxi aseguran que Uber desembarca ahora en Barcelona para estar operativa antes de que el texto supramunicipal entre en vigor y, así, en caso de que se impugne, tener las espaldas cubiertas y poder seguir funcionando. El director de la plataforma lo niega. “Hace mucho tiempo que preparamos la llegada a la ciudad –asegura–, lo único que faltaba era tener un número suficiente de vehículos”.
La flota inicial de 120 coches, perteneciente principalmente a tres compañías titulares de licencias VTC, asegura que el servicio podrá prestarse correctamente, según Galiardo. “Nuestro punto fuerte –explica– es la tecnología que tenemos detrás y que optimiza el uso de los vehículos permitiendo que estén el máximo de tiempo posible ocupados”. El “círculo virtuoso”, añade el director, es que “gracias a esta eficiencia en el uso, se puede reducir el gasto, lo que permite bajar tarifas, ganar clientes y aumentar
EL RECIBIMIENTO “Bienvenidos al infierno”, advierten desde una de las entidades de taxistas
los ingresos”. Una ecuación que los taxistas no comparten ya que, a su juicio, la operación consiste en reventar los precios a costa de precarizar el empleo y, al final, quedarse con el mercado. Para muchos taxistas esto es lo más preocupante y el motivo por el que se han movilizado y van a seguir haciéndolo. Desde una de las entidades, Élite Taxi, ya han enviado un mensaje a la plataforma: “Bienvenidos al infierno”.