Oriol Paulo
DIRECTOR DE CINE
Oriol Paulo rueda en el Parc Audiovisual de Catalunya (Terrassa) el filme Mirage , un thriller con giro fantástico protagonizado por Adriana Ugarte, donde, al misterio propio del género, se suma la confesión personal.
Es que Uri es tan buen tío...”, dice Adriana Ugarte, protagonista de Mirage, de Oriol Paulo. Uri es Oriol para los amigos, y Mirage es, o será, cuando esté lista, un thriller virado hacia la ciencia ficción. Un thriller fantástico de atmósfera oscura, puro cine negro, que estos días se rueda en Terrassa, en el Parc Audiovisual de Catalunya.
¿Se ha cruzado en su carrera con ‘malos tíos’? le pregunta uno a Ugarte. “Nooo, nunca”, afirma con rapidez la que fuera Julieta a las órdenes de Almodóvar. “Afortunadamente no he sufrido malas experiencias y cruzo los dedos. Pero Uri es algo especial. ¡Es un amor!”
Y Ugarte, que hace un momento estaba colgada de una ventana–y escenas de estas, tiene unas cuantas– sigue su canto particular de Paulo, director de thrillers de impacto como El Cuerpo (2012) y Contratiempo (2017). “Mi personaje vive un infierno” (y hay que creerla, visto lo visto). “Pero Uri transmite tranquilidad y, además, es cuidadoso y amable”, dice la protagonista de Mirage, un proyecto coral como pocos. En el que figuran, además de ella misma, el muy premiado Javier Gutiérrez (El autor), Chino Darín, Álvaro Morte (La casa de papel), Aina Clotet y Nora Navas, entre otros nombres propios.
Cuenta la historia de Vera (Ugarte), una mujer de vida cómoda y previsible cuyo destino se ve trastocado por un acto heroico. Alrededor de ese acto se creará una distorsión en el tiempo –y así irrumpe la fantasía– que, cual efecto mariposa, hace que algo minúsculo alcance la dimensión de tragedia.
Mirage, en palabras de Paulo, es un puzle. O mejor, un cubo Rubik que da vueltas y vueltas, donde una de las piezas esenciales es el mismo tiempo que transcurre en dos planos distintos.“Por momentos, no sabemos si lo que ocurre es verdad o espejismo”, comenta Paulo, para quien Mirage –espejismo, en inglés– es mucho más que un thriller. Es algo esencialmente personal. “Quizá porque he cumplido los cuarenta y eso de la edad te hace pensar. Mis anteriores trabajos tenían una componente lúdica, de juego. Eran un homenaje a mis héroes literarios y cinematográficos de siempre, desde Agatha Christie a Hitchcock. En Mirage, además de todo eso, que existe, hay mucho de mi mismo”, afirma.
“Vera es una mujer práctica, y quizá por eso lo vive todo con mayor patetismo”, apunta, Ugarte que siempre estuvo en la mente de Paulo como protagonista. “Escribí el personaje pensando en ella”, dice el director.
Y claro, Ugarte no pudo resistirse a semejante guión, y Paulo no deja de recordarle: “Adri –que es como llaman a Ugarte sus amigos– ten en cuenta que tu eres yo mismo”. Y así, entre Adri y Uri, sigue el juego. Con un director que se abre en canal por ella, y una intérprete que lo sigue con fe ciega en un rodaje complicado que, por momentos, también es muy Hitchcock.
“Dada la complejidad del asunto, con multitud de localizaciones y giros inesperados, lo debo tener todo planificado hasta el mínimo detalle. Como si cada escena estuviera dibujada en mi cabeza de antemano”, comenta Paulo, muy en la línea de lo que hacía el mago del misterio. “Pero no olvidemos que también ruedo con niños –dos de ellos– y con un perro. O sea que me paso por el forro los consejo del maestro”, bromea el director.
En la producción de Mirage, además de Atresmedia Cine y Warner, interviene Netflix. El gigante de la distribución por internet se reserva los derechos para buena parte del globo. España y China, sin embargo, donde Mirage tiene el estreno en salas asegurado, queda fuera del convenio. ¿China?
Resulta que las películas de Paulo son un éxito en el primer mercado oriental. Contratiempo (2017), su anterior producción, atrajo en España a medio millón de espectadores y, en taquilla, obtuvo una recaudación de 3,8 millones de euros.
El director triunfa en China, donde títulos como ‘Contratiempo’, alcanzan el número uno en taquilla
Pero en China fue la locura: recaudó cerca de 30 millones de euros, y se mantuvo durante semanas como una de las películas más vistas. “El éxito en China se debe –aventura el director– a que el público no es pasivo: por enrevesada que sea la trama, pone lo que sea necesario”.
Y Paulo, un poco antes, se volvía hacia Adriana Ugarte para decirle: “Y ahora viene esa escena en la que... Pero tú tranquila Adri, confía. Tú tranquila...”.