La Vanguardia

Pedaladas gigantes

Marc Soler, ciclista del Movistar

- XAVIER G. LUQUE

Tras su victoria en la prestigios­a París-Niza el domingo, a Marc Soler no paran de compararlo con Miguel Indurain, que también ganó muy joven esa prueba antes de convertirs­e en un mito del ciclismo al imponerse durante cinco años consecutiv­os en el Tour de Francia.

Marc Soler (Vilanova, 1993) continúa su progresión. Paso a paso va quemando etapas. La más reciente, la victoria en la París-Niza del domingo. Mide casi metro noventa y por la fisonomía parece lógico que lo comparen con Miguel Indurain. El navarro también ganó la París-Niza y el Tour del Porvenir. Pero Marc lo ha hecho, en ambos casos, unos meses más joven. Es inevitable que le hablen constantem­ente del Tour, prueba que todavía no conoce.

¿Dónde está el león de vencedor en Niza?

Lo tiene mi pareja en su casa. Me ha hecho una ilusión especial ganarlo. Cuando estaba en el podio iba mirando a ver si me lo ofrecían... ¡Ostras, me decía, si cada día dan un león yo también quiero uno!

En todas las fotografía­s del podio se le ve muy serio... ¿Asustado, quizás?

No, tanto no. Pero un poco intimidado sí. Allí arriba no sabes exactament­e lo que has conseguido.

¿Cómo supo que había ganado? Fue por los pelos...

Después de llegar te quedas muerto y fui hasta el fondo de la calle, para recuperarm­e un poco. Cuando volvía ya venían los auxiliares del equipo y se habían enterado por la emisora interna. Me iban diciendo “has ganado, has ganado”.

¿Y entonces?

Pues lo que toca. Con el auxiliar que llevaba mi ropa, Mikel Otero, me cambié y limpié un poco y hacia el podio. Entonces ya llegaron los directores, Arrieta y Eusebio Unzue.

En las imágenes de los últimos kilómetros se le ve sufriendo de lo lindo...

Es que tenía que darlo todo. Sabía que la etapa no era para mí, pero que estaba en juego la general. Tenía unos 50 segundos de ventaja y no podía despistarm­e. No te la juegues, no te puedes caer, mira qué dicen que les ha pasado a los Izagirre..., iba diciéndome por dentro.

Y entonces llega el último sprint.

Sí, las últimas curvas las cojo con mucha precaución, sobre todo no me podía caer. Por eso los otros dos (De la Cruz y Fraile) se me escapan un poco. Cuando me puse a tope ya no los pude alcanzar.

¿El grupito con estos dos compañeros fue muy bueno, no?

Me ayudaron mucho, estoy muy contento. Con David (de la Cruz, sabadellen­se del Sky) nos conocemos bastante, hemos compartido algún entrenamie­nto y hemos estado juntos con la selección catalana y en el Mundial. Muy bien todo.

¿Dice que atacó buscando el podio? ¿No pensaba todavía en la victoria absoluta?

Para ganar hacían falta 40 segundos y para el podio unos 20. Era un objetivo más al alcance.

¿Cómo se planea la etapa? ¿Cuál era la estrategia?

Hablé con los directores y con los compañeros. Tenía claro cómo fue esta etapa el año anterior, cuando yo iba en la escapada del día y por detrás se incorporó Alberto (Contador). Él tenía un gregario en la escapada y ayudó mucho, tiró mucho del grupo. Nosotros queríamos hacer lo mismo, situar a un compañero del Movistar en la escapada del día y que después, si yo podía llegar, me ayudara.

Pero la etapa no fue así...

No, se salió muy fuerte y muy pronto se había roto todo. Creo que era el kilómetro 20 y sólo quedábamos unos 25 en el grupo. Entonces entendí que quizás podíamos aislar a Simon Yates, que se quedara sin gregarios. Eso todavía me motivó más a lanzar mi ataque, para tratar de avanzar y unirme a De la Cruz.

Todo el mundo dice que tiene un gran futuro ciclista por delante, incluso gente como Alejandro Valverde opina que puede ganar lo que se proponga. ¿No es demasiada presión?

No, la verdad es que me lo tomo todo con mucha calma. No hago mucho caso de lo que dicen y voy a la mía. Tengo que seguir haciendo las cosas bien, que es lo que te conduce a obtener buenos resultados, como se demuestra. Si te lo crees y te confías, dejas de hacer las cosas que te han llevado hasta donde estás. Y te acaba perjudican­do.

Ha cambiado Vilanova por Andorra.

Sí, mis padres tienen allí una casa desde siempre, para ir a esquiar, y ha sido un cambio fácil. He dado este paso y me permite hacer entrenamie­ntos de más calidad. En Vilanova cuando salgo lo puedo hacer con compañeros que son cicloturis­tas, sea dicho entre comillas. En Andorra lo hago con profe- sionales y el ritmo no tiene nada que ver. Puedo hacer sesiones más largas y más exigentes, mientras que en Vilanova el puerto más largo que tengo cerca es de 15 minutos...

¿Con quién suele entrenarse en Andorra?

Con compañeros de equipo, como Rojas o Erviti, con De la Cruz, con Dani Moreno, que es vecino de rellano mío...

¿Y por qué zona se mueven?

Ahora en invierno buscamos puertos con menos frío y tiramos hacia el Cantó o Bescaran. De cara al buen tiempo, entonces, ya podemos subir cualquiera.

Este lunes ha descansado, supongo.

No del todo, he estado en Vilanova y he hecho una salida tranquila, de una hora y media. Pero de hecho ha sido más de celebració­n con los compañeros que otra cosa.

En La Vanguardia Flecha explica que estar rodeado de tres líderes (Valverde, Quintana y Landa) es muy positivo, le permite seguir avanzando sin presión. ¿Está de acuerdo?

¿Eso dice? Tendré que leérmelo. Pero tiene razón, siempre lo hablo con Eusebio. Me va bien correr a resguardo. Y cuando me dejan una oportunida­d, aprovechar­la.

Ahora toca la Volta...

Sí. Ahora toca la Volta. A trabajar.

¿Y el Tour?

Eso lo lleva Eusebio. Esta pregunta la dejo para él.

EL LEÓN DEL PODIO

“Cuando estaba en el podio iba mirando a ver si me daban el león: ‘Yo también quiero uno’, me decía”

TRANQUILID­AD

“Sé que dicen que puedo ganar muchas cosas pero no hago mucho caso; cuando te lo crees, te confías”

LA PREGUNTA ETERNA

“¿El Tour de Francia? Todo eso lo lleva Eusebio Unzue, esta pregunta la dejo para él”

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JEFF PACHOUD / AFP Marc Soler, durante la cabalgada hacia la victoria en la París-Niza

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