El asesino de la asturiana Paz Fernández confiesa el crimen e ingresa en prisión
El esclarecimiento del caso contrasta con los de las dos mujeres aún desaparecidas
Javier Ledo Ovide ingresó ayer en el centro penitenciario de Asturias como el asesino confeso de su amiga Paz Fernández. El encarcelamiento del principal sospechoso del crimen de Navia ordenado ayer por la juez de Luarca se produjo después de que, según la prensa asturiana, Ledo asumiera el pasado domingo ante la Guardia Civil la autoría de los hechos.
De este modo se confirma la tesis oficial de que el caso de Paz Fernández no guarda relación alguna con los de las otras dos mujeres desaparecidas en el Principado durante las últimas semanas y que, de acuerdo con las investigaciones en curso, tampoco tendrían que ver entre sí, pues en uno de ellos existen indicios de un posible suicidio mientras en el otro caso las hipótesis están más abiertas.
El mismo día de su detención, el pasado viernes, Javier Ledo afirmaba en sendas entrevistas en La Nueva España y El Comercio que sufría un fuerte “acoso” por parte de la Guardia Civil, que le sometía a una intensa vigilancia al ser la última persona con la que se vio a Paz Fernández antes de ser asesinada el 13 de febrero, además de existir una denuncia en su contra por amenazas por parte de su exesposa, así como indicios de que podría estar relacionado con otros actos delictivos en la zona. Ese seguimiento sirvió al Ministerio del Interior para descartar que pudiese estar implicado en las desapariciones de Lorena Torre, el pasado 1 de marzo en Gijón, y la de Concepción Barbeira, del día 2 en Avilés.
En las entrevistas, este vecino de Navia de 42 años proclamaba que no tenía nada que ver con el crimen, como hizo de nuevo cuando una vez ya detenido afirmó ante las cámaras de televisión que era “inocente”. Sin embargo, ayer, en la misma mañana en la que el sospechoso tenía que pasar a disposición judicial, El Comercio de Gijón anunciaba en su primera página que “Javier Ledo se derrumba y admite ante la Guardia Civil que mató a Paz Fernández”. La versión de la confesión fue confirmada después en su página web por el periódico de mayor circulación de Asturias, La Nueva España, sin que a lo largo del día hubiese noticia alguna de un desmentido por parte de la defensa de Ledo ni por portavoces de la investigación.
El Tribunal Superior de Justicia de Asturias únicamente informó ayer de que la juez de Luarca ordenó el ingreso en prisión provisional y sin fianza del investigado, al atribuirle un delito “de homicidio o, en
La vigilancia a la que estaba sometido Ledo descarta su implicación en las otras desapariciones
su caso, de asesinato con agravante de género, que irá desarrollándose durante la instrucción”. Los registros en la vivienda de Ledo en Navia, donde se cree que pudo haber cometido el crimen, así como en la de sus padres en una aldea del municipio limítrofe de Coaña sirvieron a la Guardia Civil para estrechar el cerco sobre el sospechoso, a través de rastros que contribuyeron a desmontar su versión de que la víctima no había estado esa noche en su casa y que no conduce y andaba esos días con unas muletas, objeto que según algunos medios podría ser el arma asesina.
De acuerdo con la autopsia Paz Fernández fue asesinada a golpes en la cabeza y en el cuello, propinados con un objeto contundente y sin que sirviesen sus intentos por defenderse. El martes de la semana pasada un piragüista encontró su cuerpo flotando en el embalse de Arbón, a unos pocos kilómetros de Navia, río arriba. Ayer, tras las declaraciones de Ledo ante la Guardia Civil, los buzos volvieron a inspeccionar la zona en la que se halló el cadáver, en las inmediaciones del camping.
Entre tanto en Gijón y Castrillón continuó ayer por tierra y aire la de momento infructuosa búsqueda de Lorena Torre y Concepción Barbeira, en una jornada en la que, como en la del domingo, el mal estado del mar impidió que el rastreo se hiciese también a flote.