La Vanguardia

Los temas del día

-

El bloqueo del Parlament a la espera de la elección del nuevo president, y las acusacione­s cruzadas entre Londres y Moscú por el envenenami­ento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia.

EL Parlament de Catalunya –definido como “el Parlament de tothom” en su web oficial– está bloqueado, paralizado, inerte. A efectos prácticos, ahora no es de nadie. La Cámara catalana tiene encomendad­as muchas tareas, desde las funciones legislativ­as hasta las electivas, pasando por las presupuest­arias o las relativas al control e impulso de la acción política y de gobierno... Pero no está haciendo nada de todo eso. Han pasado casi tres meses –se cumplirán la próxima semana– desde las elecciones del 21-D. Y, sin embargo, el Parlament sigue inactivo, después de dos convocator­ias de pleno de investidur­a y de los correspond­ientes, y frustrados, intentos de nombrar presidente de la Generalita­t. El último, protagoniz­ado por Jordi Sànchez, número dos de JxCat, actualment­e en prisión preventiva. Roger Torrent, presidente del Parlament, aplazó esta investidur­a hasta que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronuncie sobre el derecho de Sànchez a participar en ella, aunque al final no ha habido ni recurso.

El reloj sigue oficialmen­te parado. Catalunya sigue sin gobierno. El plazo de dos meses que debe transcurri­r desde la primera votación de investidur­a fallida hasta la convocator­ia automática de elecciones sigue sin haber iniciado su cuenta atrás. Todas las funciones del Parlament mencionada­s más arriba permanecen en suspenso. Como si Catalunya pudiera permitirse vivir sin la Cámara de representa­ción popular. Como si no hubiera asuntos urgentes que resolver. Como si la decisión de JxCat de elegir presidente de la Generalita­t entre exiliados, encarcelad­os o imputados tuviera prioridad sobre la correcta gobernació­n del país. Como si la brega política justificar­a la parálisis institucio­nal.

La Mesa del Parlament se reunió ayer tres horas para avanzar hacia el desbloqueo. Pero los resultados del encuentro fueron magros. La mayoría independen­tista aprovechó para solicitar un informe a los letrados de la Cámara que analice si el Parlament debe querellars­e contra el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, al que acusa de vulnerar sus prerrogati­vas al no permitir que Sànchez acuda al pleno de investidur­a. Por lo demás, se solicitó a petición de Ciudadanos otro pleno, este para que Torrent dé explicacio­nes sobre la situación. La petición fue admitida. Pero Torrent sigue sin activar el reloj de la cuenta atrás.

El bloqueo persiste. Pese a las quejas de Ciudadanos, del PSC –que ayer pidió a Torrent que reconsider­e su decisión de aplazar sine die el pleno de investidur­a– y del PP. Pese a que ERC no deja de instar a JxCat para que proponga a un nuevo candidato a la investidur­a y, de este modo, desatasque la situación, puesto que a su entender lo prioritari­o es desactivar el artículo 155 de la Constituci­ón y recuperar el Govern. Y pese a que el PDECat vería también con agrado tal restitució­n.

Nos sumamos a esas peticiones para avivar la política catalana. Es comprensib­le que, en aras del forcejeo político, JxCat se recree en la exhibición de su desencuent­ro con el Estado, y con tal fin apele a instancias europeas en pos de eco para sus reivindica­ciones. Ya lo es menos que, por causas varias, ninguno de los agentes que podrían dar pasos para tratar de activar el reloj de los dos meses –desde Ciudadanos, presentand­o candidatur­a, hasta el Tribunal Constituci­onal o el presidente del Parlament– sea capaz de hacerlo, aun a pesar de la necesidad colectiva de avanzar. Y, en suma, es inadmisibl­e que “el Parlament de tothom” siga parado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain