Di Maio: “No tenemos nada que ver con los partidos extremistas europeos”
El M5E intenta calmar a la UE mientras Salvini asusta en Estrasburgo
El escenario ya dejaba pistas sobre el mensaje que pretendía dar el líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi Di Maio, en su primera rueda de prensa extensa desde que se erigió ganador de las elecciones del pasado 4 de marzo. La sede de la prensa extranjera en Roma, lugar de trabajo de los corresponsales, y sin espacio suficiente para acoger a los periodistas italianos, que protestaron y mucho.
“Desafío a quien sea a demostrar que nuestro programa es extremista. Hemos hecho una campaña diciendo que no queremos salir del euro, no queremos salir de la Unión Europea y no queremos dejar a Italia sumida en el caos”, dijo nada más empezar. “No tenemos nada que ver con los partidos extremistas europeos”, sentenció después.
La llamada a Bruselas es evidente. Di Maio quiere dejar claro que un gobierno del M5E no crearía otro foco de problemas en el Viejo Continente. “Queremos comunicar a vuestros países que nuestras medidas económicas estarán siempre inspiradas en la estabilidad”, afirmó respondiendo al ministro de Economía saliente, Pier Carlo Padoan, quien ayer avisó que la UE tiene miedo a la incertidumbre en Italia.
Ahora falta que Europa se crea la metamorfosis del M5E comandada por el joven napolitano, de sólo 31 años. Desde que fue elegido candidato se ha esforzado en intentar convencer de que la suya es una opción seria. Se ha reunido con empresarios, con representantes de la City, con embajadores, y hasta viajó a Washington para decir que no quieren salir de la OTAN. Ayer, Di Maio quiso dar otro paso en esta dirección. Pero hasta el año pasado el M5E compartía grupo en el Parlamento Europeo con el eurófobo UKIP británico y con los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD). Luego intentaron pasarse a los liberales. Bajo el liderazgo de su fundador, el cómico Beppe Grillo, promovían un referéndum para salir de la UE. Ahora ya no.
Di Maio aceptó responder sobre este cambio radical: “El escenario europeo ha cambiado. Vemos la dificultad para formar gobierno en Alemania, Francia ha experimentado una revolución política, y un país está saliendo de la UE. Creemos que ahora hay márgenes de reflexión y cambio en su interior. En el 2014 parecía más lejano”, explicó el grillino. También aseguró que está dispuesto a trabajar con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, sin “prejuicios”, pero desafiándoles a dar más peso a Italia en las instituciones y decisiones. Lamentó que Europa haya dado la espalda a Italia con la crisis migratoria –ellos proponen parar los rescates– y dijo que quiere revalorizar el made in Italy, que para el M5E ha perdido fuerza por culpa de las regulaciones europeas. Di Maio, en suma, busca presentarse como un europeísta, aunque con un nacionalismo que le impedirá contar con la sintonía con el eje francoalemán conseguida por el moderado Paolo Gentiloni.
El M5E ganó las elecciones con el 32,5% de los votos, con más de 10 puntos de ventaja respecto al segundo partido italiano. Les faltan 95 escaños en la Cámara de Diputados. Ahora deben tratar de sumar apoyos, pero la dirección del Partido Demócrata y la Liga de Matteo Salvini ya han dicho que no cuenten con ellos. “Pido responsabilidad a todas las fuerzas políticas”, volvió a reclamar ayer Di Maio. Pero a la vez que les pide apoyo, rechaza cualquier pacto que no le incluya como premier, a su equipo de ministros –que presentó antes de las elecciones– o el respeto a su programa, porque cree que eso sería traicionar a sus votantes. Si nadie se mueve para salvar el bloqueo, Italia se verá abocada a una repetición electoral. Algo que no asusta al M5E: creen que obtendrían más votos si se vuelve a las urnas después del verano.
Y mientras Di Maio trataba de dar una buena imagen ante Europa, el discurso antieuro de Salvini asustaba
Los ‘grillini’ piden apoyos para formar gobierno pero sin ceder en el candidato, los ministros o el programa
en Estrasburgo. El líder de la Liga ofreció allí una conferencia de prensa en la que acabó enfrentándose con los reporteros, que le reprochaban que hubiese infiltrado a hombres afines para que le aplaudiesen, como es costumbre en Italia. “Siento que los periodistas estén tristes por el resultado. Pero nosotros estamos contentos y aplaudimos”, alardeó. Luego repitió que el euro acabaría cayendo por su propio peso y prometió hacer caso omiso a los dictados “suicidas” de la UE.
Mañana será su turno ante la prensa extranjera en Roma.