“Necesitaba un centro que respetara mis creencias”
Francisco Cervera lleva un riñón de Rosa Maria Molins, su mujer, desde hace año y medio. Sin transfusiones. “Los médicos han cambiado mucho. No les llama la atención nuestra postura. En la Teknon, por ejemplo, hay una sección de cirugía sin sangre. Es un gran avance”, explica la pareja de Barberà del Vallés. “Pero ni me planteaba el transplante, claro. Sabía de un compañero que se había operado en A Coruña. Pero para nosotros era una opción complicada”. Francisco, con unos riñones poliquísticos que dejaron de funcionar, vivió años con su diálisis peritoneal que se hacía cada noche en casa y le permitía trabajar, viajar, seguir una vida normal. El deterioro de la situación le llevó finalmente a la hemodiálisis tres veces por semana y tuvo que jubilarse. En el Parc Taulí le plantearon el trasplante para mejorar su mermada calidad de vida. “En Catalunya ningún hospital nos garantizaba una cirugía sin transfusión, y necesitaba un centro que respetara mis creencias”. Los médicos del Taulí les propusieron buscarlo, y empezaron por el hospital del Mar, donde los de Sabadell suelen enviar a sus pacientes para transplante. “Me dijeron: ‘Usted asume un riesgo, y el hospital, otro’. Y nos transmitieron confianza. No tuvimos dudas”. Rosa Maria quería ser su donante desde el primer momento, y tuvieron la fortuna de que fuera sana y compatible. Les operaron simultáneamente en dos quirófanos. Sin sangre.