Pánico en la Zarzuela
El proyecto de fusión con el Real causa inquietud en la dirección, el personal y el público del teatro madrileño de lírica española
La inminente fusión entre el Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela está viviéndose como una revolución en el mundo de la lírica. El anuncio, filtrado días atrás y formalizado el lunes, cayó como una bomba en el coliseo de la Zarzuela: mientras su director, Daniel Bianco, se muestra “muy preocupado” por el futuro de la institución con sede en la calle Jovellanos de Madrid –junto al Congreso–, los sindicatos programan movilizaciones para frenar el proyecto. Desde el Gobierno y el Real se insiste en que se trata de aumentar la proyección internacional de la lírica española, en especial de la zarzuela, y de mejorar la eficiencia de ambos teatros. También de crear una entidad fuerte con mayor presencia en el mapa de grandes óperas europeas sin por ello menoscabar –subrayan– al Liceu ni a otros coliseos operísticos dentro del Estado. Pero hay miedos y recelos.
La noticia saltó al público el sábado. El viernes, la dirección del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem), al que pertenece la Zarzuela por ahora, había avisado a Bianco. Pero el director del teatro madrileño se enteró el sábado por la prensa “de cosas que no me habían dicho”, como que la nueva entidad junto al Real se llamará Teatro Nacional de la Ópera y la Zarzuela.
El domingo, al término del concierto de la mezzosoprano letona Elina Garanca en la Zarzuela, el director musical de la sesión y esposo de la cantante, Karel Mark Chichon, leyó por sorpresa un comunicado en defensa del género: “Elina y yo estamos aquí porque amamos la música española, especialmente la zarzuela, y por eso la llevamos por todo el mundo. Deseamos que este gran teatro siga defendiendo este género tan español y único. Y que siga siendo un teatro público, popular y abierto como fue siempre la zarzuela”, dijo. Los espectadores estallaron en vítores: “¡Público! ¡Público!”, corearon.
Tal énfasis en el carácter público del teatro venía a cuento de la denuncia sindical, el sábado mismo, de una supuesta intención de “privatizar” el teatro de Jovellanos y poner en dificultades a sus 104 empleados adscritos al Inaem, perteneciente a Cultura. Dicho temor es “absurdo”, señalaron fuentes del ministerio, toda vez que la Fundación del Real que ahora se ampliará y acogerá a la Zarzuela es de carácter público.
A falta de concretarse los detalles de la fusión, en Cultura ya adelantan que la Zarzuela saldrá del Inaem para integrarse en la fundación que ampliará las competencias de la actual Fundación del Real. Ese cambio permitiría quitar grasa administrativa a la Zarzuela, institución que si bien “está muy bien gestionada por Bianco”, acusaría excesivas “rigideces” burocráticas que frenan su vuelo.
El lunes, Bianco puso el cargo a disposición para no ser un freno a los nuevos planes. Pero el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, le pidió que se quede y así lo hará. Después, Benzo intentó tranquilizar a los representantes sindicales de la Zarzuela. Pero Comisiones Obreras anunció paros y concentraciones.
Bianco tiene su propia tabla de reivindicaciones, que explicó a La Vanguardia, con tres puntos: “Debe determinarse cuánto tiempo se dedica a la música española” en la nueva entidad y asegurarse la “protección de nuestro patrimonio” en este campo; hay que fijar “el dinero que se destina a la Zarzuela”, del total de más de 90 millones resultantes de sumar los 55,5 del presupuesto del Real y los 35 de la Zarzuela. Y “hay que asegurar la continuidad de los empleados”. Lo esencial es que el Real “no se coma” a la Zarzuela”. Y que sus espectadores sigan disfrutando de precios asequibles.
Para el director artístico del Real y antes del Liceu, Joan Matabosch, la fusión “refuerza a las dos instituciones”. En cuanto al Liceu, “no pierde nada en esta operación”, asegura; “simplemente, las coproducciones y colaboraciones con el Real y la Zarzuela tendrán un interlocutor unitario en la nueva fundación”.